Por Ester Palomino
Ozzy Osbourne, el ícono del heavy metal que falleció este 22 de julio a los 76 años, había pensado frecuentemente cómo sería su despedida del plano terrenal.
El rockero, que enfrentaba varios problemas de salud, reveló algunos de esos deseos en entrevistas previas. Fiel a su irreverente espíritu y sentido del humor negro, el legendario líder de Black Sabbath imaginaba ese adiós como una celebración de vida y gratitud, sin lágrimas ni homenajes sombríos.
Aunque su familia —Sharon, Jack, Kelly, Aimee y Louis— aún no ha dado a conocer los detalles del funeral, las palabras del propio Osbourne han revelado su inusual visión sobre cómo deseaba ser recordado.
En 2011, dijo al Sunday Times: “Sí, un poco de planificación es lo correcto para la familia que uno deja atrás”. Y agregó: “Quiero asegurarme de que sea una celebración, no un festival de lágrimas”.
“No quiero que se insista en los malos momentos”, dijo. “Vale la pena recordar que mucha gente solo ve miseria durante toda su vida, así que, si lo comparamos, la mayoría en este país —especialmente los rockeros como yo— somos muy afortunados. Por eso no quiero que mi funeral sea triste. Quiero que sea un momento para decir ‘gracias’”.
Otra característica que le parecía interesante incluir eran las bromas pesadas. Tal vez el sonido de golpes desde dentro del ataúd; o un video pidiéndole al médico una segunda opinión sobre su ‘muerte’, le dijo al periódico.
“Honestamente, no me importa qué música pongan en mi funeral”, afirmó con ironía. “Pueden poner un popurrí de Justin Bieber, Susan Boyle y We Are the Diddymen si eso los hace felices”.
En una entrevista con NME, el Señor de las Tinieblas también explicó que prefería que pusieran algun tema de The Beatles en lugar de sus propias canciones en el día de su funeral.
“Quizá necesito un poco más de tiempo para pensarlo, pero probablemente algo de Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band o Revolver”, respondió en 2016. “Definitivamente no quiero que suene mi maldito álbum de grandes éxitos. Nunca lo escucho, me daría vergüenza”.
Aunque en su juventud fue criado como cristiano, Osbourne no manifestó deseos religiosos explícitos para su despedida.