Cáncer de corazón

El cáncer de corazón es un padecimiento que debido a su rareza es muy poco conocido. La ciencia médica habla de angiosarcoma, rabdomiosarcoma y otras tipificaciones más atípicas. Sin embargo el peor cáncer de corazón no está clínicamente diagnosticado: se llama maldad.

Quizá todos llevemos en nuestro cuerpo las células cancerígenas de la maldad, pero está claro que a muchos no se nos desarrolla. He sido cliente en diferentes hospitales de la red pública nacional, he visto morir pacientes con quien compartí vecindario en las camas de oncología, pero estoy convencido y dispuesto a apostar que ningún tipo de cáncer cobra más vidas en El Salvador que la delincuencia.

Atendiendo a datos fiscales, las notas periodísticas han registrado el primero de junio de 2015 como el día más violento en lo que va del año. Ese día la FGR contabilizó 38 escenas de crimen, superando así los 35 homicidios que según los mismos reportes ocurrieron el 17 de mayo.

Mayo dejó 641 fallecidos en hechos delincuenciales, es decir que cerró a razón de casi 21 homicidios diarios, la cuota diaria subió en junio, y en julio sigue mandando la “crónica roja”.

Asesinan a vendedor de pan francés, ultiman a repartidor de gas propano. “Santera” fue asesinada, matan a vendedora de plátanos. Con estas noticias nos desayunamos a diario y nos enteramos que el cáncer delincuencial es una “metástasis” en todo el país.

Resulta complicado y subjetivo explicar el nacimiento y crecimiento del cáncer delincuencial en El Salvador, pero hay dos situaciones que desde mi punto de vista han tenido mucho que ver en que este “tumor” se desarrolle.

El conflicto armado en El Salvador sin duda tiene un poco que ver con esta situación, sembró odio, dividió familias, y sobre todo dividió al país en dos bandos que aún no logran la reconciliación y que abogan por que el uno y el otro fracasen en sus políticas.

También es culpable la pobreza y la falta de oportunidades; en ellas radica la emigración que desemboca en la desintegración familiar. Buscando un futuro mejor los padres se marchan y dejan a sus hijos al alcance de los tentáculos de la maldad.

De ahí que llegará agosto, septiembre, octubre o diciembre de 2015, 2018, 2020 y el cáncer delincuencial, a no ser que se ejecute una operación radical, el tumor seguirá creciendo y carcomiendo principalmente a la niñez y juventud salvadoreña.

La solución no está buscar culpables, en culpar a “tricolores”, “verdes”, “rojos” “anaranjados” o “azules”. Tampoco basta con dar aspirinas, radioterapias o quimioterapias, sino actuar como cuerpo médico colegiado y buscar soluciones radicales.

También existe medicina natural para curar este tipo de cáncer del corazón. Se llama oración, pero para que esta haga efecto hay que despojarse de las raíces de amargura, rencores, envidias y armarse de tolerancia.

Caso contrario al igual que el cáncer del corazón que se manifiesta con síntomas como dolor y presión en el pecho, dificultad para respirar y fatiga; el cáncer de la maldad o delincuencial seguirá desangrando el corazón de los salvadoreños, presionando al gobierno por una solución, fiebre alta en familiares de las víctimas y fatiga mental que puede llevar hasta hacer justicia por cuenta propia.