Primitivo hasta el técnico de la Azul

No es mi intención encender un cerillo, pero cuando un periodista azteca y luego la exestrella mexicana de fútbol Hugo Sánchez se mofó que en El Salvador se juega con “pelota cuadrada” quizá no se refería con exactitud al juego como tal, sino a la forma arcaica y primitiva que han tenido a lo largo de la historia nuestros dirigentes de fútbol para guiar los destinos de la Selección.
Leí estando lejos que El Salvador ya había un nuevo técnico, que esta vez los hilos de la Azul los moverá el hondureño Ramón “el Primitivo” Maradiaga, y no me extrañó porque en nuestro país se cambia de estrategas como cambiar de ropa interior.
En cinco años, la Selección salvadoreña ha tenido  seis técnicos y hasta ahora ninguno ha llenado la horma de los zapatos de los dirigentes y tampoco han logrado complacer en pleno a la exigente afición y prensa salvadoreña.
Empero, el problema no radica  en lo que afición y prensa exigen, sino en saber concretamente que es lo que la FESFUT quiere, cual es el rumbo que quiere seguir y adonde quiere llegar con tanto remedo de proceso que se cae cuando apenas se coloca la primera piedra.
Desde la era de  Carlos de los Cobos en adelante los procesos han sido interrumpidos abruptamente y los estrategas se han marchado con mucho que decir. El uruguayo Rubén Israel abandonó  el barco antes de tiempo, tampoco Juan de Dios Castillo (QEPD) se fue de la mejor forma. En actos más recientes, el técnico Catalán Albert Roca también se marchó sin dar una explicación clara; Jorge “el Zarco” Rodríguez que llegó en plan bombero para dirigir la serie eliminatoria ante Curazao, y de quien  siguiera al frente de forma definitiva terminó rechazando la propuesta final. ¿Por qué? Ese sería el tema a investigar.
Lo cierto es que con Rodríguez la Azul logró superar la fase, pero a muchos no les gustó la forma poco vistosa del fútbol que presentó la Selección en estos dos encuentros.
Ahora el ente FESFUT le ha apostado a la sabiduría hondureña para dirigir a la selección de El Salvador, pero igual, nada garantiza que a medio camino “el Primitivo” pueda agarrar la maleta y coger un bus destino a Tegucigalpa en decepción sobre como se dirige el fútbol acá.
Sin ver de cerca lo que sabe hacer, sería un absurdo de mi parte estar ya poniendo una ficha de que su trabajo al frente de la Azul también será un fracaso y más al revisar su hoja de vida futbolera.
Maradiaga se hizo un buen currículo como jugador, incluso gente que rosa  los 50 años le vio jugar y tienen buenos recuerdos. Como técnico, se conoce por escritos que estuvo con Guatemala y con Honduras. Pero conociendo como piensan nuestros dirigentes no me cabe de duda que bastará un par de amistosos para elogiarlo o colocarlo en la cuerda floja, y de nueva cuenta habrá rimeros de currículos en las oficinas federativas.
Así somos acá, si bien no jugamos con “pelota cuadra”, pero somos cuadros y no dejamos que los procesos alcancen madurez.