Generando cambios en la comunicación

Cuando volvemos inservibles los medios de comunicación

Cuando hablamos de  comunicación, casi todos pensamos que estamos haciendo referencia a una profesión, a una carrera en la radio, en la televisión o en el periódico y otros hasta piensan que es lo que hacen todos los días por medios de sus redes sociales dando a conocer su mejor perfil.

Muy pocos pensamos en la palabra como una acción.

Al finalizar el 2015 y hacer una retroalimentación de los temas o del trabajo que he abordado en el campo de las RRPP me doy cuenta que la comunicación va perdiendo poco a poco su verdadero valor en esta era de la información.

La comunicación que no trasciende es inservible e incomprensible. Primero debemos verla como una acción y segundo comprender que toda comunicación debe ir acompañada de la empatía, no importa el tipo que sea, personal o profesional; si ambas siempre fueran juntas comenzaría a tener un objetivo el cual generaría cambios.

Sabríamos a ciencia cierta  cosas tales como ¿quién es mi prójimo? Comprenderíamos  por qué nuestra sociedad está dividida y sobre todo qué hacer para generar un cambio.

El que ejecuta la acción de comunicar debe ser un ente de cambio, eso fue lo primero que aprendí en mis años de formación universitaria y otra cosa que aprendí es que la comunicación tiene varios momentos y uno de ellos es saber escuchar, así como interpretar el mensaje, ya que las palabras son tan complejas que no siempre tienen el mismo significado para todos y su connotación cambia según el contexto.

Volviendo a la formula comunicación y empatía, si escucháramos  y nos pusieramos en el lugar del otro, pudiésemos cambiar una realidad que hoy parece inalcanzable y movernos en una misma dirección dejando atrás la imagen  de una sociedad individualista. Porque aunque a través de las redes sociales y medios de comunicación ciertos grupos pregonen unidad, ésta solo se limita a mi clase social o a los que yo considero mis iguales y los demás que se jodan.

 

En la semiótica de la comunicación  se aprende  que  siempre hay varias versiones de un mismo hecho o dos o más verdades, un claro ejemplo es que no es lo mismo el valor de $10 para alguien que gana $2,500  al mes que  para alguien que gana $250 en el mismo periodo  o no es lo mismo que asalten a un salvadoreño cualquiera a que asalten a alguién de mi familia, porque ahí si voy a reaccionar como el Dios vengativo del antiguo testamento.

El 2015 ha sido un año violento y marcado por sucesos que han levantado polvo y sobre todo muchos comentarios en la redes sociales (niños cambiados, ex presidentes acusados de corrupción , políticos que quieren verse más guapos, así como una iglesia mostrando una cara oculta por años ante la pedofilia) y de todos los comentarios, de los que se puede,  no ha salido ninguna acción concreta.

De qué me sirve poner en mi perfil una bandera por un país que vive una tragedia cuando nunca levanté la vista de mi computadora para ver que a mi alrededor mataban diariamente a 20 personas, que en mi país liberaban a asesinos confesos y que cuando me impusieron un nuevo impuesto me puse como niño con berrinche a publicar memes y nunca realice un llamado a la acción.

La comunicación siempre tiene que perseguir un fin, si no lo tiene es una palabra vacía y que nos confunde, muchas son las teorías que hablan de que estamos hipercomunicados y que a pesar de que actualmente tenemos un mejor acceso a la comunicación es cuando menos nos estamos comunicando. No conozco al que está a mi lado en una fila o en una sala de espera porque si no tengo un celular o un tablet en la mano es como que esté desnudo y Dios me libre de interactuar con un simple mortal.

Dios no quiera tampoco que los demás no se den cuenta que estoy en hospital, cenando con amigos, viajando o que voy en tráfico. Sería pecado que se vayan a dar cuenta que no tengo una opinión del tema del momento o adaptado mi perfil con la tendencia de moda. Esto no es comunicación, es entretenimiento y el entretenimiento no genera un cambio.

Y es que algunos pensamos que la comunicación es solo difundir un mensaje, pero de qué sirve que yo difunda un mensaje si no tomo ninguna acción que genere un cambio, si me limito a mofarme y a pedir una oración que yo no tengo la intención de hacer.

No es lo mismo pedir una oración por los niños de la calle que pedir que me acompañen a darle de comer a esos niños, decir lugar y hora donde los espero para que mi comunicación haga el cambio alimentando al que lo necesita. No es lo mismo quejarme por un impuesto que informarme qué derechos tengo como ciudadano y usar esos derechos para usar la ley e interponer un recurso de amparo.

No puedo solo limitarme a criticar o dar un like, un toque o lo que sea que quiero dar, si realmente lo único que hago es perder el tiempo. Este 2016 generemos un cambio con nuestra manera de comunicarnos, que sea el año en que comprendamos el poder que se nos ha otorgado con el avance de los medios de comunicación y no solo los usemos para hablar sino para actuar.