El imparable Barça de Luis Enrique asestó un nuevo golpe de efecto a la Liga tras imponerse con menos autoridad de la esperada al Atlético de Madrid, su principal rival. El Camp Nou se vistió de gala para un partido que se advertía decisivo para el devenir de la competición y pese a un comienzo dubitativo la victoria de los de Luis Enrique le hace dar un paso de gigante para revalidar el título. El Atlético volvió a ser un equipo serio, firme y fiel a sus principios, sobre todo en el inicio, pero su excesiva dureza le terminó traicionando y acabó el encuentro con nueve. Messi lideró la reacción de un equipo empequeñecido durante 25 minutos para remontar en tan sólo diez el gol inicial de Koke.
No fue el mejor partido del vigente campeón. Al contrario. El Atlético demostró más pasión en un comienzo desconcertante. Los de Luis Enrique volvieron a sestear y ya son tres las ocasiones consecutivas en que las pulsaciones azulgranas no responden a primera hora. Los colchoneros se aprovecharon de esta parsimonia para llegar con sorprendente sencillez a la portería de Bravo en varias ocasiones. El fútbol premió a los colchoneros con un tempranero gol de Koke tras un error de Alba en la banda izquierda.
El desgobierno azulgrana era total. El Atlético dominaba con claridad el medio del campo. El Barça jugaba andando, sin tensión, con una pasividad desconocida que sacaba de sus casillas a Luis Enrique. Fueron 25 minutos de reloj en los que el Camp Nou no reconocía a los suyos ni entendía lo que estaba sucediendo.
Fue entonces cuando apareció Messi para involucrarse por fin en el juego. La aparición del argentino, que no goza todavía de un tono físico excelso, devolvió el mando al Barça. La capacidad del 10 para contagiar a sus compañeros es otra de las cualidades que, sin pretenderlo, aglutina en su repertorio.
La máquina se engrasó rápido y Oblak comenzó a temerse lo peor. Cuatro minutos después de hacerse con el balón el Barça, Jordi Alba se internó en el área y su pase atrás lo enganchó Messi para poner el empate. Unos pocos minutos de lujuria azulgrana fueron suficientes para destruir el muro que con tanto mimo había construido el Cholo. El Atlético intentó mantener su dignidad en el centro del ring, mientras el Barça bajaba las pulsaciones hasta encontrar otra ocasión.
La Vanguardia