Educación Flexible: un modalidad que transforma generaciones

Alejandra Escobar participa en el programa de Educación Flexible

Por: Remberto Domínguez

El presidente Salvador Sánchez Cerén, recibió durante el programa Casa Abierta a jóvenes del programa Educación Flexible para la Prevención y Superación, la cual busca que jóvenes, niños y niñas tengan un mejor futuro  en el ámbito académico y fomenten valores que les permitan tener claridad en sus proyectos de vida.

La educación es un factor que construye valores, transforma vidas y permite no solo ser buenos ciudadanos, sino preparar a jóvenes en las competencias productivas. La educación disminuye la pobreza, la desigualdad y radica la marginalidad en los sectores sociales más vulnerables.

Educación Flexible es un programa que permite a sus participantes seguir con sus estudios, ya que es un derecho inherente al ser humano. Este esfuerzo lo refleja Alejandra Emperatriz Escobar Henríquez, una joven de 16 años beneficiada por la modalidad de Educación a Distancia.

«Este programa nos beneficia a los jóvenes y adultos, ya que en las escuelas normales no se puede estudiar una vez a las semana. Además, hay personas que trabajan, madres solteras que no tienen la posibilidad de hacerlo todos los días y este programa viene a suplir todas esas demandas que los jóvenes tenemos», dijo Alejandra.

Ella estudia primer año de bachillerato en el Complejo Educativo Joaquín Rodezno de San Salvador, y es la mayor de cinco hermanos.

La situación económica y violencia social que enfrenta el país la llevó a  buscar el sueño americano de forma irregular, su propósito lo truncó la migra de México, país donde vivió por un año y medio.

«Allá no podía trabajar en una piñateria, dulceria o venta de ropa; una porque no tenía la edad para trabajar y otra porque el gobierno no me lo permitía. Esto me llevó a vender dulces de manera clandestina en las afueras de un Bar Gay por ocho meses y eso me ayudó mucho para mandar dinero a mis padre», explicó Henríquez.

La joven recordó que en México le daban oportunidad de estudiar pero sin ver a su familia, por eso decidió retornar a El Salvador junto a su hermano menor, con quien emprendió el viaje hacia los Estados Unidos.

«Yo era la única señorita del grupo y tenía miedo por el caso de no darles algo y tomaran represalias contra mí, pero como dicen que no hay que tenerle miedo a nada, iba con la mentalidad de que pasaría las garitas, y si algo me pasaba, no me arrepentiría de lo que hicieran, pero ¡gracias a Dios no me paso nada! y llegue hasta México con bien», relató Alejandra.

Cuando retornó a El Salvador tuvo problemas de adaptación. Un tío le consiguió empleo para hacer recargas telefónicas y administrar máquinas tragamonedas. Se dedica a esto todas las semanas y los sábados estudia. Alejandra tiene como meta seguir sus estudios universitarios y graduarse de  Contador.