Obama y Bush critican las “políticas del siglo XIX y de intimidación” pero sin nombrar a Trump

Agencias

Es raro que los expresidentes de Estados Unidos tomen partido en el debate político interno. Todavía lo es mucho más que dos de ellos elijan el mismo día para hacerlo. George W. Bush y Barack Obama salieron hoy del cascarón para censurar el clima político que Donald Trump ha impuesto desde su llegada a la Casa Blanca. Fue en discursos en ciudades diferentes, a distinta hora, sin relación entre ellos, pero que parecieron coordinados en el mensaje central: el rechazo de la división política con la que el presidente de EE.UU. ganó las elecciones y que no ha abandonado en el Despacho Oval.

Bush tuvo una intervención de quince minutos en una conferencia en Nueva York organizada por su instituto de estudios. Obama viajó hasta Newark (New Jersey) y Richmond (Virginia) para participar en mítines de apoyo a los candidatos demócratas a gobernador en ambos estados.

Sus discursos tuvieron mucho en común: ambos citaron a Thomas Jefferson para recordar los valores fundacionales de EE.UU.; ambos usaron palabras como «crueldad», «intolerancia», «división» o el «credo» de la democracia estadounidense; y ninguno nombró a Trump, aunque no hacía falta hacerlo para saber a quién dirigían sus críticas.

Tanto Bush como Obama tienen razones para romper la tregua a la tradicional neutralidad de los expresidentes con el actual inquilino de la Casa Blanca. Trump basó parte de su campaña, sobre todo durante las primarias, en ataques al establishment republicano, al que responsabilizaba de muchos de los desastres sufridos por el país.

A Bush le acusó de no impedir los ataques del 11-S y de los fracasos en la guerra de Irak. Además, se burló sin descanso de su hermano Jeb, candidato como él a la presidencia, y que partía como favorito. Repitió que era «low energy» (con poca energía) y se rió de los más de cien millones que se gastó, para nada, en la campaña.

Obama está todavía más cargado de razones:Trump se ha dedicado a desmantelar una por una las piezas centrales de su legado, desde su reforma sanitaria (conocida como Obamacare) a la regulación medioambiental o el acuerdo nuclear con Irán.

«Hemos visto cómo el nacionalismo se ha distorsionado hacia el chovinismo, cómo se ha olvidado el dinamismo que la inmigración ha traído a EE.UU.», dijo Bush en su discurso, en el que también criticó las propuestas aislacionistas de Trump, tanto en lo económico como en lo diplomático.

«Vemos una caída de la confianza en el valor del libre mercado y del comercio internacional, olvidando que el conflicto, la inestabilidad y la pobreza son consecuencia del proteccionismo. Hemos visto un regreso al sentimiento aislacionista, olvidando que la seguridad de EE.UU. está directamente amenazada por el caos y la desesperanza en otros lugares».