Henry Mejía, cantautor y periodista: “Mi sueño es tener una casa en el campo, tener animalitos y sembrar hortalizas”

Fotos cortesía Henry Mejía

Por Santiago Leiva

A los dos años Henry Mejía ya tarareaba canciones, pero se tardó más de cinco años en hablar y sus padres llegaron a pensar que sería mudo. Cuando concluyó la preparatoria cantó en el acto de graduación y desde ahí hasta terminar el bachillerato siempre se vio con una gabacha blanca.

De niño y adolescente no tuvo un sueño claro porque su papá quería un médico en la familia. El “Enano”, como le decían sus compañeros de Colegio Don Bosco en su tiempo de escuela, quería seguir los consejos de su padre de destacar en algo, y así probó en deportes como el fútbol, el básquetbol y el voleibol, pero no dio pie en bola.

Fue hasta que se graduó de Bachiller Químico Biológico que dio un golpe en la mesa: renunció al sueño de su papá para enlistarse en diseño gráfico, y mientras dibujaba tan bien se abrió una vereda en la música, una profesión que se le resistió en sus inicios, pero que al final le mostró el camino a la fama. “Entre los 14 y 15  me metí a representar a mí grado, el noveno grado, en el Festival de la Canción del Colegio Don Bosco, y todos mis compañeros sorprendidos decían: “el Pitufo” va a cantar, y quien le ha dicho que canta, nombre nos va a poner en ridículo. Pues participé, habían varios artistas de jurado y yo veía que cuando canté todos llevaban el ritmo y yo dije: que chivo, quizás voy a ganar algo. Después dijeron tercer lugar tal, segundo lugar tal, primer lugar tal, y no mencionaron mi nombre. Dije: yo quizá no traigo para esto”, recuerda.

Para su fortuna la actividad fue un sábado, pero Henry no se salvó de la burla de sus compañeros el lunes que llegó a clase. Su interpretación sin embargo, endulzó los oídos del director de la Orquesta Don Bosco, le reclutó, y se convertiría con el tiempo en la voz líder del grupo. Más tarde se enrolaría por algún tiempo con la Banda Láser y una serie de agrupaciones musicales hasta recalar en Salsa Clave. Al compás de la música, Henry, llevaba su carrera universitaria, pero por falta de recursos económicos tuvo que renunciar al Diseño Gráfico en la Universidad José Matías Delgado para enrolarse en Comunicaciones y Relaciones Públicas de la Universidad Tecnológica.

Fue esta carrera la que le abrió las puertas de la sección de espectáculos de La Noticia y más tarde en “Fama” de LA PRENSA GRÁFICA. Empero 2008, Henry, guardó su libreta y la pluma para dedicarse de lleno a la cantada en donde le ha abierto concierto a artistas de fama mundial. “Cantar con Franco De Vita ha sido mi top como músico”, afirma. El músico Henry Mejía es nuestro personaje de la semana.

 

Se dice que el segundo hogar de un estudiante es su escuela ¿cuál es tu segundo hogar?

Mi segundo hogar son los escenarios. Los escenarios donde yo realizo mi trabajo.

 

¿Bares?

No fíjate. Tanto así como restaurantes no. Tengo un lugar donde trabajo desde hace once años, pero tan también trabajo en clubes sociales, como el club árabe. He trabajado para el Circulo Deportivo Internacional, para el Club Campestre. Actualmente me dedico a atender a mis hijos en la casa y a los diferentes lugares que me contratan con la música. Habitualmente empezamos a trabajar los jueves, o viernes y sábados que estamos amenizando alguna fiesta de boda, o cumpleaños.

¿Cuál es el evento social más raro al que te han invitado a cantar?

Digamos que como que raro no he tenido hasta la fecha. Más bien algunas bodas han sido un tanto raras. Me acuerdo que fui a una boda en la que el papá de la novia se echó un discurso que prácticamente hizo que toda la gente no bailara ni bebiera licor. El señor era evangélico y dijo: el licor aquí está, la pista de baile aquí está, si ustedes quieren bailar bailen o quieren tomar tomen, pero lo que yo no quiero es que al día siguiente me digan que alguien tuvo un percance por haberse puesto ebrio. Después de eso yo por más que traté de animar esa fiesta nadie quería salir a baila. En otra ocasión, en una boda, la novia entró llorando y yo creía que de emoción, y era porque no quería casarse. Esos quizá han sido los momentos digamos más raros. Nunca me han llamado así como amenizar la fiesta a un narco que yo me haya enterado. La mayoría de mis clientes son capitalinos y son clientes frecuentes.

 

¿A jaripeos nunca has ido?

Fíjate que no porque no es mi mercado. Yo desde que comencé con este negocio de la música comencé a amenizar eventos sociales capitalinos y así me fui haciendo mercado. A mi, si me llaman para un jaripeo iría a dar vía, porque no me conocen y no estoy actualizado con lo que llegan a cantar los colegas allá a los jaripeos. Es mejor zapatero a tus zapatos.

 

¿Cuál es el tipo de música que te gusta cantar?

Fíjate que mi fuerte, lo que yo considero que es lo que mejor sé hacer es la interpretación de boleros y baladas. Me encanta ese género aunque por mi naturaleza de trabajo o el mercado en el que estoy enfocado tengo que cantar de todo un poco. Me piden boleros, bachata, cumbia, merengue, salsa, porque en una fiesta de boda tenés que tener de todo un poco. Fíjate que yo aseguraba que jamás iba a cantar reggaetón y llego un punto que tuve que hacerlo por la exigencia de la gente. Así que me tocó que aprenderme canciones que habitualmente nunca canto y que no estoy acostumbrado a cantar.

 

¿A quiénes has interpretado en el reggaetón?

Me ha tocado cantar de Maluma, J, Balbin, Enríque Iglesias, Gente de Zona… de todo un poco.

 

¿Qué tal se te da el reggaetón?

La verdad es que ha sido un reto porque no es mi fuerte. Me ha tocado que estudiar y analizar bien el género, porque aunque muchos lo consideran un género basura, horrible y todo lo que queras, hay canciones que tienen su grado de dificultad y si no la cantas bien la gente que conoce las canciones se te queda viendo raro.

 

¿Cómo te involucras con la música, de dónde te nace lo de músico?

Dice mi madre que yo “taradiaba” canciones desde antes de aprender a hablar. Y la verdad es que dicen que les di un gran susto porque yo empecé a hablar casi a los cinco años. Dicen que fui haragán para hablar, no me hacían hablar y se estaban como resignado que había salido mudo.

 

¿Tu familia creía que vos quizá serías mudo?

Sí, pensaban que no iba poder hablar. Pasó mucho tiempo para que yo dijera las primeras palabras. Nunca me llevaron a un especialista ni nada porque después consideraron que era haraganería la mía. Cuando ya me pusieron en preparatoria, no hice kínder, la cosa cambió. Me acuerdo que en la preparatoria (a los seis años) me ponían la pacha. Yo creo que quizá para no quedarme atrás de los demás niños tuve que acelerar el proceso de querer hablar. Ahí las profesoras notaron que la música se me daba. No recuerdo como fue que me aprendí algunas canciones, pero ahí están las fotos de cuando yo salí cantando en la clausura de la preparatoria. De ahí me olvidé de la música por mucho tiempo.

¿Cuándo vuelve el gusanito de la música?

Cuando ya tenía entre 12 y 13 años se despertó nuevamente en la música en mí. Empecé a ver programas de canto. Me metí a un programa de canto infantil porque quería ir a representar al país a Los Estados Unidos. El programa se llamaba “América esta es tu canción”, era un programa que se hacía en Miami y lo conducía Lucerito. Más que todo mi idea era ir a conocer a Lucerito no tanto ir a Estados Unidos. Pero resulta que en esos días me cambió la voz y ya no podía hacer nada, me frustré y dejé la música tirada. Pasaron dos años que yo cantaba en la casa, pero sin que nadie se diera cuenta, lo hacía cuando nadie estaba en la casa. Pero entre los 14 y 15  me metí a representar a mí grado, el noveno grado, en el Festival de la Canción del Colegio Don Bosco, y todos mis compañeros sorprendidos decían: “el Pitufo” va a cantar, y quien le ha dicho que canta, nombre nos va a poner en ridículo.

Pues participé, habían varios artistas de jurado y yo veía que cuando canté todos llevaban el ritmo y yo dije: que chivo, quizás voy a ganar algo. Después dijeron tercer lugar tal, segundo lugar tal, primer lugar tal, y no mencionaron mi nombre. Dije: yo quizá no traigo para esto y lo peor es que ya había probado en basquetbol, fútbol, voleibol para ver si destacaba de alguna manera y no se me daban los deportes. Yo los practicaba y era parte del equipo, pero a veces me metían y a veces no, me dejaban casi siempre en la banca.  Yo siempre me recordaba las palabras de mi papá que me decía trate de destacar en algo y probé suerte en los deportes y nada.

 

En el Festival de la canción tampoco ganaste nada…

Nada y fui la burla de todos mis compañeros de clase, pero una semana después del festival el sacerdote encargo de la Orquesta Don Bosco me invitó a ser parte de la orquesta y así fue que entré a la Orquesta Don Bosco recién cumpliendo los 15 años. A partir de ahí mi vida cambió. Tuve la suerte que una semana después que yo me integré iba la orquesta a una gira en Guatemala. Fuimos a diversos lugares, a Seminarios, colegios Salesianos y para mi fui una experiencia grata porque tuve la oportunidad de cantar en el Teatro Nacional de Guatemala. Fue una gira de casi dos semanas.

Ese año salía también salía el cantante líder de la orquesta y me dijeron que tenía que aprenderme todo el repertorio de él, porque yo lo iba a sustituir. Me aprendí el reportorio y me tocó cantar desde 1985 hasta 1988 que salí del colegio. A principios de ese año yo tuve mi novia por primera vez, la iba a visitar y en una de mis visitas escuché música en frente de su casa, se escuchaba como una banda ensayando.

Me fui a meter para ver cual era el grupo que estaba ahí y era René Alonso que hacían los ensayos de la naciente Banda Láser. Entonces yo empecé a llegar como metido, me aprendí las canciones de tanto escucharlas y un día que faltó el cantante que tenía René y yo les dije que me sabía las canciones y me dijo que las cantara en el ensayo. Con el tiempo el otro cantante se salió y yo me quedé como integrante de Banda Láser. Fui de los fundadores prácticamente de la banda.

 

Ahí ya te empezaron a pagar…

No, lo curioso es que durante todo ese año me pagaron un par de veces porque era el cipote, el bicho. Y mi mamá me regañaba porque yo tenía que pagar mis uniformes, me decía que me los tenían que dar ellos, pero yo quería estar en los escenarios. Mi último año de bachillerato estuve con la Orquesta y con la Banda Láser, pero me salí de la banda porque vi que no me tomaban en serio y yo invertía, tiempo, esfuerzo y dinero. Yo salí del colegio en 1988, pero como no había cantante que me remplazara me quedé cantando en algunos eventos con la orquesta hasta 1989. Ese año también comencé a estudiar diseño gráfico en la Universidad José Matías Delgado. Ya 1990 las exigencias académica y compra de materiales eran muy grandes, tenía que comprar pinceles, acuarelas, oleos… y no tenía de dónde. Entonces se me ocurrió meterme en un concurso de cantos que existía en aquel entonces que se llamaba “Buscando Estrellas” en Canal 12.

Me metí a participar y gané el primer lugar en la eliminatoria semanal, luego la mensual, la trimestral y la semestral…al final quedé en tercer lugar en ese concurso y me compre un montón de libros de arte. A raíz de la participación en ese programa me llamaron de orquestas como La San Vicente, canté una ocasión con ellos, pero como no había estado activo fui a dar vía prácticamente, después me llamó otra orquesta que se llamaba La Boa y solamente un toque hice, de ahí fue con Juanito y su Orquesta American Junior y un solo toque también hice. Me tocó rebotar en orquesta que por mi inexperiencia no era lo que ellos buscaban. De repente salió un grupo que si creyó en mí, fue la Orquesta de Kike Samour.

Ahí estuve un par de años, después con una banda que se llamaba Banda Tropicana, con Lito Paredes y su Sonora Explosiva. La parte más profesional que yo tuve fue cuando logré ingresar a Salsa Clave que fue en el año de 1993. Estuve desde 1993 hasta 1997 con la banda. Con Salsa Clave hubo giras interesantes. Ya para 1996 que nació mi hijo, el grupo tenía poco trabajo y yo busqué obtener otros ingresos y estuve como gerente en una tienda de música. Me retiré luego de Salsa Clave y cantaba eventualmente con la Generación Latina que es una orquesta de salsa o con mi amigo Francisco Arteaga.

 

¿Cuándo llegas al periodismo?

Fíjate que en el año 1995 me tocó compaginar mis estudios de la universidad con mi trabajo en La Noticia.

 

¿Pero estudiabas diseño?

Tuve que dejar diseño para meterme a comunicaciones porque ya no podía costearme los materiales. De la Matías me fui a estudiar Relaciones Públicas a la Tecnológica. Y estando en la Tecnológica dos de los trabajos periodísticos que hice me los publicaron en La Noticia y ya empecé a ver de que manera podía trabajar ahí. Entonces yo estuve en La Noticia hasta marzo de 1996 que la cerraron. Fue entonces que me quedé en el aire y tuve que buscar trabajo en la tienda de música.

Te he visto fotos con famosos ¿Cuándo es que das ese salto en la música?

Fíjate que en 2001 ocurrió algo interesante, me habían invitado los de la Fiebre Amarilla a verlos tocar en un lugar que se llama “Coctelería 2001” en la Miramontes, fui,  me invitaron a cantar y me subí a cantar con ellos. Y pues resulta que ahí se encontraba César Reconco que era un personaje que desde los años 70s,  se dedicaba a traer artistas al país. Trajo al “Chavo del 8”, “Titanes en el ring”, a Julio Iglesias, a Perales, a Facundo Cabral, Alberto Cortes. Mirá me dijo ¿te gustaría abrir el concierto de Serrat?. Eso fue como en febrero y el concierto fue como en abril. Entonces me llevé a Francisco Artiaga abrimos el concierto y fue una experiencia muy buena porque cantamos ante unas siete mil personas. A raíz de eso me llamaron para abrir otros conciertos, ya de parte de “Two Show” le abrí a Arjona, Cristian Castro, Miguel Bosé. Esa fue una época muy buena en la que abrí alrededor de 25 conciertos entre 2001 y 2006.

 

¿De los conciertos que has abierto cual ha sido el que más te ha llenado?

Te voy a contar una anécdota, como en febrero de 2006 yo tenía turno en LA PRENSA GRÁFICA y estaba alistándome en la mañana para irme a trabajar. Me hablan de “Two Show” y me dicen: como vos sabes hoy se presenta Franco De Vita en El Salvador, y les digo yo: ¿necesitan que les recomiende a alguien para la apertura?, no, no no, me dicen queremos preguntarte si vos te animas a cantar a dúo con él. Y yo: ¿Cómo?, si me dicen es que Franco anda de gira y la canción que ha pegado es la que canta con Sin Bandera, y él a cada país que va quiere cantarla a dúo con un artista local y hemos pensado en vos.

 

¿Qué canción era?

“Si la vez”, pero yo no me acordaba de la canción y lo peor era que en aquel entonces no tenía acceso a internet solo los editores. Me voy para LA PRENSA y cuando llego estaba cerrada porque un paracaidista se había electrocutado. Y yo necesitaba entrar temprano y dejar el material porque tenía que irme para el concierto. La cosa es que logré sacar la edición del domingo y a edición del lunes, y me fui volando para la Feria. Ahí viene lo chistoso, llegó al portón donde me dijeron que tenía que entrar y digo: buenas mi nombre es Henry Mejía y fíjese que vengo porque voy a cantar a dúo con Franco De Vita; aja sí me dicen. No me hacían caso y yo encachimbado.

 

¿No te creían y no te dejaban entrar los vigilantes?

Sí, no me querían dejar entrar. Estuve en eso como 45 minutos, logré entrar justo a tiempo para ensayar con Franco en el camerino. Me ve y me dice: ¿que tal como estas, contigo voy a cantar? ¿te sabes la letra?, y yo: sí, si me la sé. Pero la verdad es que haciendo la edición no había tenido tiempo de aprenderme la letra. Yo estaba escuchando la canción mientras editaba. Yo no me sabía la letra. Cuando pasamos al camerino yo hice la parte mía y el la suya. Ya en el escenario Franco empezó a decir que iba a cantar con un artista local que le dieran un aplauso a Henry Mejía. Salí empezamos a cantar. La canción dura cerca de cuatro minutos y yo sentí que eran eternos, que el tiempo nunca terminaba. Estaba hecho un mar de nervios, y oía los gritos de la gente como que si estuvieran escuchando a Ricky Martin, eufóricos. Llegué a la casa y no me lo podía creer. Cantar con Franco De Vita ha sido el top como músico. Ese año también grabé un álbum con música original, temas inéditos míos. Era un disco que tenía un poquito de todo, pero pasó sin mucha pena ni gloria por las radios. No sonó tanto como esperaba. Ese disco lo grabé en 2007 y desde entonces hasta acá no había grabado mayor cosa.

¿Por qué no pegan los discos de los músicos nacionales en la radio?

Porque no les dan el lugar que merecen. Antes te ponían la excusa que el disco sonaba mal, que el audio no era bueno.

 

Entiendo que ahora mismo trabajas en un proyecto…

Sí hace cuatro años empecé a trabajar con este disco “Tributo”. Mi idea es hacer  un homenaje a las grandes canciones salvadoreñas de los 60s hasta 2000. Empecé investigando cuales eran las canciones que a la gente le pegaban un golpe al corazón, nostalgia, recuerdos e hice un listado que tuve que ir depurando. Así comenzamos a trabajar el disco, la idea era cantar las canciones solo yo, pero en el camino se me ocurrió invitar a los cantantes originales porque todos están vivos a excepción de Fredy Zelada. De los 15 artistas que toqué para que cantaran con migo, solo dos me dijeron que  no. Ya grabamos con Fermín Iglesias, Juan Ramón Crespo, Mentiras con Marito Rivera, Hacer Nuestro el Universo con Alex Oviedo y Martín Nuñez, ya grabamos con Tony Acosta, con Luis López. Son 15 artistas con los que hemos grabado a dúo. Estamos a un 95% de terminar el disco. Han sido cuatro años de producción y lucha, pero será un disco histórico. Vamos también a dúo con Nori Flores.

 

¿Ta ha dado la música para vivir? Te lo pregunto porque en algún momento dejaste LA PRENSA GRÁFICA para dedicarte a la música

Mirá cuando me di cuenta que en una presentación me ganaba lo que me ganaba en un mes de trabajo en LA PRENSA dije aquí ya no. Lo que me hizo renunciar a LA PRENSA fue la presión y un hecho bien concreto: se les ocurrió que los que estábamos en secciones light colaboráramos con secciones duras: política, social, judicial. Estábamos de comodines a la orden de los editores.

 

Yo te conocí en la sección de Fama ¿durante el tiempo que ejerciste el periodismo cual es el personaje más famoso que lograste entrevistar en el mundo del espectáculo?

Tuve privilegios muy grandes como entrevistar a Mercedes Sosa, Joaquín Sabina, Marcel Maceau, el mimo. Literalmente entreviste a todos los artistas que vinieron mientras estuve en LA PRENSA. Hice entrevista a Los Temerarios, Paulina Rubio, Shakira. En Estados Unidos entreviste a Café Tacuba, Molotov, Shaggy, un montón de gente… me hice el hobby de tomarme fotos con todos los artistas que podía.

 

¿Si te dieran a escoger entre la música y el periodismo con qué te quedas?

Con la música definitivamente porque en la música tengo la libertad de hacer lo que yo quiero. El periodismo hoy en día está lleno de ataduras. No podés ser un periodista objetivo porque a la hora de práctica no te lo van a permitir porque tenés que apegarte a los lineamientos del medio. Así que la música es mi primera opción, la segunda opción es la música y la tercera opción la música.

 

¿Cuál es tu máximo sueño?

Mis sueños prácticamente ya se están realizando que es ver a mis hijos profesionales, uno ya casi lo es y el otro va por buen camino. Yo no le pido mucho a la vida, no le pido riquezas, ni carros de lujos ni nada. Yo quiero vivir una vida sencilla. Actualmente no he podido todavía hacerme de un bien en donde yo pueda tener mis pollos y mis gallinas en el campo, ese sería mi sueño por cumplir.

 

¿Una granja?

No una granja, sino una casa en donde yo pueda tener mis animalitos y sembrar mis hortalizas. A mí me gustaría realmente vivir en el campo, me gustaría tener un terreno en el área rural y  ahí pasar mi vida ya en el retiro.