Hernán “Chuvalo” Cubías, ex boxeador: “Yo me volvía salvaje en el ring, no perdonaba”

Por Santiago Leiva

Hernán “Chuvalo” Cubías habla pausado, se confiesa un tipo pacífico, respetuoso y religioso, pero  más de cien personas conocieron el poder de sus golpes y terminaron viendo estrellitas y pajaritos dentro de un ring.

“En el ring antes que me pegaran les pegaba yo porque si uno no pega, a uno le pegan jajaja. En el ring uno se vuelve salvaje. Yo he sido un salvaje para pelear”, advierte el ex boxeador cuscatleco.

Lo cierto es que no miente, quienes lo vieron pelear afirman que tenía una almádana en cada puño, y también lo confirman un rosario de 105 peleas en las cuales solo perdió cuatro y todas por decisión dividida. También lo validan varios rivales nicaragüenses que acabaron fracturados por sus golpes. Ese poderío físico que desveló a lo largo de su carrera como amateur y profesional, “El Chuvalo” lo adquirió durante su niñez y adolescencia.

De niño, cogía la almádana que su padre utilizaba para demoler rocas en la calle, y ya en sus primeros abriles como boxeador tumbaba y troceaba árboles en el cerro de “Las Pavas” a ritmo de hacha. Este pugilista salvadoreño, que estuvo en el ranking mundial como uno de los mejores diez en su categoría (130 libras), tiene ya 72 años, pero los rasgos que el box pasó por su vida se evidencian en su nariz chata y “orejas de coliflor”. Lo más curioso de todo, es que este deporte que lo lanzó a la fama y que aun enseña a nuevas generaciones no era el preferido en su niñez. Él se decantaba por el basquetbol y las pesas, pero una vez entró al cuartel se puso los guantes y fue ahí donde luego encontró el modo para vivir. Eso sí, el boxeo nunca fue su única fuente de ingresos. Mientras se dedicaba al boxeo también era conductor en el transporte público. “En lo mejor de mi carrera como boxeador, era busero”, dice. Actualmente aparte de impartir clases de boxeo también se dedica a laborar como taxista. “El Chuvalo” es nuestro personaje de la semana.

  

¿Si le provocan, es de los que le gusta arreglar los problemas por la vía del diálogo o a golpes?

Bueno según como sea el diálogo…

Usted fue boxeador, ¿de niño como era, era de los que respondía a golpes cuando le provocaban?

No. Fíjese que yo siempre he sido pasivo, nunca he sido busca pleito porque a mí desde pequeño me enseñaron a respetar a todo mundo y siempre he sido religioso. Fíjese que a mí no me gustaba el boxeo, me gustaban otros deportes. El boxeo fue de pronto que surgió, llegó a mí cuando entre al cuartel, ahí me empecé a poner los guantes y me atrajo.  Ahí fue que me descubrió un oficial al que le gustaba el boxeo. Ahí en el cuartel prácticamente nadie me aguantaba.

¿Por qué no le gustaba el boxeo cuando era niño?

Jajaja no me atraía porque yo decía: golpearse por gusto. Pero ya cuando empecé y vi que les pegaba y caían al suelo, o me pegaban duro… me fue gustando jajaja.

¿Qué deportes le gustaban de niño?

A mí lo que me gustaba era el basquetbol,  las pesas, y la lucha libre, pero luego me gustó el boxeo porque en la primera que hice le pegué y de un solo al suelo. Yo siempre fui fuerte.

¿Esa pelea fue en el cuartel?

Sí, es que ahí todos los sábados nos poníamos los guantes, y ahí empecé a tener fama.

¿Cómo fue su primera pelea en el cuartel?

Es que ahí todos los sábados nos dábamos duro, y yo tenía una gran pegada, un golpe daba y al suelo. Una vez me enfrente a un oficial que ya era boxeador y lo bote tres veces. Ese día él se admiró, me citó para el siguiente día y él me mandó para un gimnasio que se llamaba Libertad, ahí fue que comencé en el boxeo, mi carrera de verdad. Y me gustó el boxeo porque por cada pelea  me pagaban 50 o 25 colones.

¿Ahí nace una gran carrera boxística?

Pues fíjese que yo casi nunca perdí. De 105 peleas que hice solo perdí en cuatro durante 12 o 13 años de carrera.

¿Se acuerda de su primera pelea que hizo como amateur?

Sí, fue en La Libertad. Nos dijeron que iba a haber un espectáculo en La Libertad y me enfrenté a uno que ya era boxeador, pero lo noqueé en dos raund. Ahí vieron que a todos los tumbaba y me metieron rápido a la selección. La primera vez que salí con la selección fuimos a Guatemala y de diez que íbamos solo yo gané fíjese.  Gané por nocaut y salí en todos los diarios aquí.

Imagino que las peleas amateur y sus salidas con la selección no eran pagadas…

No, no, no.

¿Cuándo decide dar el salto al boxeo profesional?

Al boxeo profesional di el salto después de pelear un torneo en Cuba, allá por 1965. Esa vez hice dos peleas a uno lo “noqueé”  y al otro le gané.  Cuando vine de Cuba les dije que ya no iba a seguir en amateur sino que en profesional. Así que me pusieron a entrenar con un profesional y mi primera pela profesional  la hice fue con un beliceño. Él ya era famoso, pero yo lo noqueé”. Después fui peleando con uno y con otro y siempre ganaba. Peleaba cada quince días o cada mes, y por cada pelea me daban bonificación.

¿De las peleas que hizo profesionalmente cuales son los personajes más recuerda porque le dieron problemas en el ring?

Profesionalmente tuve peleas cosa seria, tuve una con un panameño, y con “Pepermind” Fariña que pensé que me iba a ganar, pero lo noqueé en el onceaba raund.

¿Por qué pensó que perdería?

Es que lo que pasó en esa pelea es que en el segundo raund me quebré un dedo. Y yo le dije al entrenador que me había quebrado el dedo, y él lo que me dijo es que había que ganar sea como sea. Me echó una pomada y se me durmió el dedo. En el onceaba raund me dijo el entrenador: tenés que ganar porque vas perdiendo en los apuntes, tenés que noquear. Así que en el onceavo lo agarré y lo noqueé. En varias peleas me pasó así que me iba perdiendo, pero como tenía un gran coraje me levantaba y noqueaba.

¿Cuáles son las anécdotas que más atesora de su tiempo como boxeador?

La mejor anécdota es esa, que iba perdiendo, que tenía mi dedo quebrado, y que lo logré noquear. También cuando peleé con Mike Duarte para defender el cinturón de Campeón Centroamericano y del Caribe.  Esa vez habían venido cinco buses con gente desde Cojutepeque para ver la pelea, y yo decía: cómo voy a perder. Ese momento yo era el campeón y estaba décimo en el mundo. Yo estuve rankeado mundialmente.

¿Por qué no llegó a disputar el título mundial de los ligeros junior en las 130 libras?

Eso le quiero explicar. Yo llegué a ser séptimo del mundo, pero acá no hay apoderados de uno (representante legal). El apoderado que yo tenía era de Nicaragua, era el capitán Wenceslao Mayorga. Era un señor de dinero de Nicaragua, me tenía a mí y a Mario Méndez, y ya íbamos por el título, pero hubo problemas políticos en Nicaragua y a él lo sacaron (exiliado) del país para Estados Unidos. Eso fue lo que me fregó porque me dijo que ya no podía ayudarme. Después de eso ya no me salió otro representante y yo me retiré. Me retiré campeón.

En su carrera únicamente perdió cuatro peleas ¿cómo las perdió?

Fueron por decisión. Por el Campeonato Centroamericano y del Caribe perdí una en Panamá. Ahí agarré plata. En Cuba perdí otra y agarré bronce. Esas son amateur. Las profesionales una la perdí con “El Pato” Fuentes. Esa fue una pelea por el cinturón, y fue una de las peleas más criminales que habido acá. Nos botamos varias veces. Él tenía como 60 peleas y yo era nuevito, era mi séptima pelea, eso fue lo que me fregó. Pese  a eso lo boté cuatro veces y él tres. Terminamos bañados en sangre. Al final la decisión se la dieron a él, pero la gente se molestó y la agarró contra (las instalaciones) de la Arena Santa Anita porque le dieron la pelea a él. También perdí una que peleé con Leo Cambel, un panameño.  Ese si me ganó cabal, pero yo estaba mal preparado esa vez.

¿Por qué no se preparó?

Porque me tocaba pelear en la semana, y luego me dijeron que no, que hasta la otra pelearía, porque me dijeron que no se peleaba en semana de Pascua.

Jajaja y usted le dio duro a las torrejas y pescado calzado…

Si me atuve. Me pasé de peso y anduve jodiendo hasta con mujeres. Pero a la hora de la hora, llegan a mi casa y me dicen: va a pelear mañana. Yo me había pasado diez libras del peso y tuve que bajarlas el mismo día. Esa pelea si siento que la perdí, pero no me noqueó. A mí nunca me noquearon.

Entiendo que usted fracturó a varios rivales…

Sí, a un nicaragüense que vino (Marcos Medina) le quebré la quijada. Estuvo un mes en el hospital y yo hasta lo fui a ver. Hubo otro (Mike Duarte) que le quebré las costillas, y a otro (halconcito Buitrago) la clavícula. Es que yo pegaba muy duro.

¿De dónde venía esa pegada?

Es que fíjese que cuando yo era pequeño, mi Papá era de esos que trabajaba en calles, era barretero, era de los que le abrían hoyos a las piedras con almádana para poner dinamita. Entonces yo le ayudaba, manejaba la almádana e iba agarrando fuerza. Después usé hachas para é talar árboles. Yo desde pequeño, desde unos 14 años, agarre la almádana y por eso me hice bien “matón (cholo)” y por eso pegaba duro quizá.

¿Fue niño agricultor, le tocó trabajar en la milpa?

No, no, yo estudiaba. Mi Papá era el que trabajaba en carreteras y yo me iba con él. Ya más grande, ya cuando era boxeador, como en Cojutepeque había varias fincas, me daban permiso para talar palos con el hacha.

¿Talar árboles con hacha le servía de entreno?

A sí, eso me ayudó bastante. Ese era uno de los entrenos que hacían antes los campeones mundiales porque le da una gran fortaleza a uno.

Imagino que el boxeo de acá no tenía  herramientas idóneas…

No había mucho, pero si ya había sacos. Lo que me ayudó  a mí fue talar árboles con hacha. Como yo vivía cerca del “Cerro de Las Pavas”, me iba a correr al cerro y hacía media hora de hacha troceando un palo. El alcalde me daba permiso para volar el palo que yo quisiera.

Usted fue militar ¿Por qué se metió al cuartel?

Me metí al cuartel porque me gustaba la acción. El trabajo físico que se hacía ahí. Fue onda que se me metió porque me llamó la atención el andar trotando y manejar armas.

¿Para la guerra de las 100 horas con Honduras estaba en el cuartel todavía?

No. Ya había salida, pero me llamaron de reserva. Fui al cuartel y me empezaron a preparar y todo, pero no participé. Ya estaba listo, pero ya no fui porque Honduras se rindió.

¡Que alivio! , dijo usted

No, no, yo bravo, como soy loco jajaja. Yo quería ir, pero quizá me hubieran matado jajaja.

¿Usted ha podido vivir del boxeo?

Pues fíjese que yo gracias a Dios de eso he vivido, de eso vivo. Todavía de eso vivo porque soy entrenador de la selección. Así que vivo de esto y de otras cosas.

¿Qué más hace para vivir?

Trabajo también de taxista porque me gusta la taxiada.

¿Le gusta manejar?

Sí, si yo trabajé en buses también. Yo era busero. Trabajé en la ruta 1, en la 22, en la 5. En lo mejor de mi carrera como boxeador era busero. A mí me gustaba manejar el bus y andar los diarios con mi foto que decía: el Chuvalo pelea esta noche, y como era famoso las mujeres sobraban.

Jajaja suerte de busero y  boxeador…

Si por las dos cosas jajaja. Ahí le abundan a uno, pero fíjese que había un problema. Cuando yo iba a pelear no cazaba ninguna aunque me anduvieran rogando.

¿Cuánto tiempo guardaba de dieta antes de una pelea?

Si firmaba una pelea era por lo menos mes y medio de dieta. Pasaba por lo menos mes y medio sin tocar a una mujer,  sin tomarme un trago o desvelarme. Y eso se debe hacer porque si no, no triunfa uno.

Así que en ese momento cero mujeres…

Sí, no les hacía caso. Una vez una cabrona bien brava porque se quería ir con migo y le dije que no. Me dijo: usted quizá es del otro equipo. Eso sí, cuando pasaban las peleas, como siempre he tenido carro, me iba a buscar a las babosas que quedaban en jabón.

A vaya, fue mujerero…

Si hombre. Uno siempre hay que tener de todo, no hay que desperdiciar. A usted que esta joven yo le doy un consejo: debe tener dos porque si se enoja una le queda la otra jajaja.

¿Fue vicioso?

No, no, siempre tomaba, pero con medida, y fumar casi no.

¿Qué hubo de estudio, no estudio mucho?

Estudié hasta sexto grado. Me dedique a aprender mecánica y después empecé de busero. El trabajo de busero lo lleve a la par del boxeo. Fui busero más de 25 años.

¿Le ha sido difícil la vida, le ha costado llegar a los 72 años?

No, gracias a Dios no me ha sido difícil porque siempre he sido religioso, siempre he respetado todas las leyes, y no he sido agresivo, siempre he sido calmado.

No ha sido agresivo abajo del ring…

Jajaja en el ring antes que me pegaran les pegaba yo porque si no pega uno le pegan. En el ring uno se vuelve salvaje, yo me volvía salvaje en el ring, no perdonaba. Yo he sido un salvaje para pelear.

¿Abajo del ring tuvo peleas?

Como dos o tres veces he peleado así. Una vez verguié bien a un busero de la ruta 1. Yo iba (conduciendo) una 22 y el de la 1, me atravesó el bus y me dijo: tal por cual porque le quité la gente de una parada de buses. Se bajó y le dije que iba preciso que no quería pelear, pero él me puteó y me pegó una gran patada. Así que le metí un, uno dos. Un gancho al hígado y ahí quedó doblado.

Y la otra…

La otra pelea fue dura. Me estaba echando unas cervezas por La Barrios cuando llegaron tres babosos y me quitaron una cerveza, les pregunté qué  pasaba y a la tercera que me quitaron me paré y los agarré a los puños. A dos los dejé tendidos y uno se me corrió.

¿Usted era boxeador técnico o fajador?

Yo siempre fui fajador. Yo era estilo Mike Tyson.

Usted ha vivido y vive del boxeo, ¿si pudiera retroceder el tiempo que cambiaría a su vida?

Quizá buscaría tener más suerte en el boxeo, porque hice todo en el boxeo, pero tuve mala suerte y no puede llegar a ser lo que yo quería que era ser campeón mundial.