Porfirio Valencia, coleccionista: “Mi pasión es coleccionar carros, pero de estudiante viaje en bus”

Fotos de Leo Alvarenga

Por Santiago Leiva

Ingresar a la joyería y relojería “Oro y Hora” es hacer un viaje al pasado.  Es perderse en el tiempo e ingresar al mundo de los automotores, trenes, motocicletas a escala y relojes del pasado con hora del presente.

El negocio, situado en la 4ª Av. Norte, en el  corazón de San Salvador, lo constituye la venta de relojes y artículos de joyería, pero el verdadero valor y el toque interesante se da la exhibición de cientos de juguetes antiguos que han convertido el lugar en un “mini museo”. Y la obra por su puesto tiene un arquitecto. Su nombre: Porfirio Valencia, un sicólogo santaneco, que jalado por su esposa Claudia de Valencia, decidió entrar al mundo de la joyería y relojería, y al mismo tiempo exhibir colecciones antiguas de juguetes que serían el sueño de cualquier niño en el presente. Y es que visitar el lugar es citarse con la historia, es recordar el pasado con figuras a escala de las que muchos solo hemos visto en películas e imágenes.

El mismo don Porfidio vuelve a su niñez cuando pone una pieza de su colección en su mano,  algunos que gozó de niño por ejemplo le recuerdan la presencia de sus padres ya fallecidos. Don Porfidio dio luces de coleccionista de carros desde tierna edad, pues eran sus obsequios preferidos. “La vocación de coleccionista la tengo desde pequeño. Yo desde pequeño siempre coleccioné carritos a escala. Me recuerdo que en los cumpleaños yo siempre pedía tres carritos a escala. Mi papá me decía que va a querer de regalo y yo decía tres carritos a escala, así me fui metiendo a la colección a tal grado que ya tengo más de 20 años de estar en esto”, recuerda. “En mi niñez quizá no esperaba tener esto, pero se me dio la oportunidad”, dice. Empero no solo carros, aviones, trenes y motos antiguas a escala le gusta coleccionar. En su cochera también tiene dos carros reales de los mismos que posee en juguete. Tine ya restaurado un Chevrolet 57 y un  Volkswagen Safari año 73 descapotable, dos bombones para un coleccionista. Don Porfidio y su mini museo es mi personaje de esta semana.

 

¿Cómo termina un sicólogo entre tanto juguete de colección?

Quizá me gustaría decirle como un sicólogo empieza en la rama de la relojería y joyería. Yo me gradué de sicólogo y ejercí como diez años en sicología clínica y sicología escolar. Estuve en una institución en Santa Ana que era precedida por los padres salesianos. Se llamaba Ciudad de los Niños, pero con el cambio de gobierno desaparece ese internado que era para jóvenes adolescentes, coordinaba la sicología ahí y tenía mi consultorio privado. El paso a lo joyería lo di cuando nació mi primer hijo. En ese tiempo yo me iba a las cinco de la mañana a Santa Ana y regresaba a las 9:00 de la noche, así que lo dejaba dormido y lo encontraba dormido, entonces decidí hacer a un lado la carrera y dedicarme a este negocio, que es donde mi esposa Claudia, ha nacido. Así que me dediqué a esto y aprendí el negocio y es donde me defiendo, pero yo dije joyerías y relojerías hay muchas, y por eso le fui dando el toque con los juguetes hasta convertirla en un mini museo de carros antiguos, cuadros, relojes. Esto fue algo que me fue naciendo, pero la vocación de coleccionista la tengo desde pequeño. Yo desde pequeño siempre coleccioné carritos a escala. Me recuerdo que en los cumpleaños yo siempre pedía tres carritos a escala. Mi papá me decía que va a querer de regalo y yo decía tres carritos a escala, así me fui metiendo a la colección a tal grado que ya tengo más de 20 años de estar en esto.

La pasión por los carros entonces viene de lejos…

Correcto. La pasión por los carros siempre la he tenido. Llegue a los 15 años y siempre conservaba un carro, por cierto el último carro me lo regaló un hermana. Y me lo regaló no para jugar sino para colección.

¿Y Todos los carros anteriores que pasó con ellos, los despedazaba?

Logré conservar algunos.

¿Era niño destructor?

No. Por el contrario, cuidaba los carros a como podía, pero con el tiempo los propios míos los fui regalando. Aquí tal vez tengo unas dos o tres piezas que son con las que yo jugué. Algunos los he conseguido como herencia de mis primos y hermanos, pero realmente en la colección muy pocos los que conservo y que son con los que yo jugué.

Esas piezas con que jugó en su niñez ¿qué recuerdos le traen?

Mi infancia, mi infancia, porque gozaba de la presencia de mis padres que ya no viven. Los carritos para mi siempre me recuerdan mi infancia que fue muy buena. Tuve una infancia que muy pocos la conocen, fui futbolista infantil. En Santa Ana había una canchita que todavía existe se llama la canchita del Tamarindo en El Barrio San Lorenzo. Yo participaba en todos los campeonatos, mi equipo era el Club Deportivo Pinitos. Ahí el dueño del equipo nos daba tacos blancos con rayas negras, era algo bien peculiar. Luego en el colegio Salesiano San José pasé a otro deporte, ahí me dedique al basquetbol, a jugar los estudiantiles, fui seleccionado de Occidente. Yo me destaqué mucho en el basquetbol. En la universidad ya combiné.Jugaba en el equipo de fútbol en la temporada de fútbol y luego basquetbol.

¿Por qué no apostó por el fútbol?

Fíjese que en mi familia tengo sangre de futbolista, yo soy sobrino de Ricardo “Chilenito” Valencia. Tuve la oportunidad de integrar en las reservas de FAS y luego entrené para portero, pero eran unos entrenos tan fuertes al medio día que no pude combinar la labor académica de la universidad con el fútbol. En una ocasión tenía un examen de sicología y la licenciada me dijo: mire como viene todo sudado aquí no es cancha de fútbol o se hace futbolista o se hace sicólogo. Hoy lo voy a dejar entrar pero a la próxima no se examina. Me hice siclogo.

Por lo visto su niñez no fue sufrida, tuvo condiciones…

Gracias a Dios sí. Gracias al esfuerzo de mis padres y al hecho de ser el quinto. Yo tenía cuatro hermanos arriba de mí y ellos siempre estaban pendientes de mí. Yo tuve una infancia adecuada.

¿No le tocó repasar la ropa de sus hermanos mayores?

Jajaja, si intercambiamos cierta ropa con mi hermano, pero no repasar la ropa de él. Llegó un momento que mi mamá nos iba vistiendo iguales como que fuéramos gemelos. Nosotros nunca fuimos egoístas en el sentido él para con migo. Él siempre me auxiliaba. Cuando ya entré a la adolescencia me permitía que yo usara ciertas camisas y ciertos zapatos ya cuando uno entra en la malicia.

¿Era usted malicioso?

Jajaja, si relativamente. No me quejo. Viví una adolescencia a plenitud, fui fiestero. Siempre participábamos en las fiestas con la familia.

Ya no es fiestero…

Hoy con los compromisos familiares me dedico más que todo a la familia. Tengo un varón de 24 años y una señorita de 21.

Volvamos al tema de la joyería ¿cómo es que llega a amasar esta colección de juguetes?

Fíjese que los carros, unos ya los tenía y otros los empecé a comprar. Por el mismo negocio yo comencé a viajar y los iba adquiriendo. Luego empecé a tener intercambios con ciertos amigos.

¿Cuál es el primer carro que llegó a los estantes para la colección?

Bueno dentro de mis preferidos yo soy apasionado a los Chevrolet y los Volkswagen. Particularmente tengo dos piezas de Volkswagen y un Chevrolet que es muy bonito. Esos son mis preferidos.

¿Esas piezas son vehículos reales, no a escala?

Los tengo en miniatura y los tengo reales. Tengo un Chevrolet 57 que me llevé tres años en reconstruirlo. Ese está bien y tengo un proyecto por ahí (alquilarlo). Ya lo he hecho dos veces he llevado (en el carro) a dos novias de amigos. De la boda de mi sobrino en Santa Ana tengo una anécdota tremenda. Cuando yo entré con el carro trayendo la novia de la iglesia a la recepción, la gente se emocionó tanto que mejor prefirió ir a ver el carro y tomarse fotos que recibir a la novia. Y aquí en San Salvador lo mismo. Yo parqueo en carro en San José de la Montaña  y la gente comenzó a tomarse foto. Es un carro muy bonito, son piezas que no se ven muchos.

¿Y que tal los Volkswagen?

Del Volkswagen tengo una pieza que es un carro safari año 73. Es un descapotable. Tengo 25 años de tenerlo, estaba aventado en un taller y yo lo restauré. El otro es un bocho.

¿Tiene inventariado el número de carros que tiene acá en la joyería?

No. Lo que si me ha pasado es que hay muchos niños que se emocionan. Tuve una experiencia agradable, una vez un niño se saltó la vitrina y empezó a agarrar todos los carros que quería. Lo bonito fue que lo dejé que jugara un rato con las piezas que él quiso y cuando se fue ese niño iba con una llanto como que lo habían pegado una cinchaceada.

¿Cuáles son los más representativos que tiene?

A mí la que me gusta es la línea del Chevrolet y la colección que tengo de camiones de bomberos.

¿Qué más hay en su colección?

Tengo motocicletas a escala, carros a escalas, relojes significativos, bombas de gasolineras antiguas.

¿Todo lo que está acá está a la venta?

Hay una piezas que si, otras que no. Hay coleccionistas que vienen a buscar algunas piezas y si nos logramos entender en el precio se lo vendo.

Usted hablaba que su negocio es casi un mini museo ¿les visitan extranjeros?

Han venido ciertas personas a ver. Tuve una persona que me dijo: este es el Precio de la Historia a lo salvadoreño. Otro señor me dijo que quite las vitrinas de la joyería que ponga tres mesas y lo convierta en un café. Ya he pensado en un “Café Bar”.

¿Soñó de niño ser un coleccionista?

Como le decía yo crecí con los carritos y creció mi pasión por los carritos. En mi niñez quizá no esperaba tener esto, pero se me dio la oportunidad.

Me decía que le apasiona también la aviación…

Sí, y bueno en mi colección hay muchos aviones y muchas impresiones de aviones. Yo nunca tuve un aprendizaje para poder convertirme en un piloto, pero si tengo pasión por los aviones y colecciono aviones a escala.

¿Corre carros?

Sí en la asociación que estoy escrito es la Asociación Salvadoreña de Carros Antiguos, ahí se hacen uno o dos eventos por años y tenemos la oportunidad de poder lucir los carros y poder competir en rally. Yo tengo la dicha y la fortuna que mi copiloto es mi señora. Es ella la que lleva el control. Hemos ganado segundos lugares y terceros lugares.

¿De sus paciones cuál es la mayor?

La colección. Mi pasión es coleccionar carros.

¿Se ha subido a un bus alguna vez?

Mi vida de estudiante y nivel universitario lo hice a puro bus. Y acá en Salvador también ya he viajado en bus.