Pobre señor fiscal y pobre El Salvador

Déjeme decirle señor fiscal, que a usted le faltan, lo que a muchas mujeres en el país le sobran: “huevos”.

Como salvadoreña me hago una y otra vez la misma pregunta que todos en el país con tres dedos de frente se hacen: ¿Cómo es posible que la institución que usted representa, sea vencida una y otra vez por un puñado de corruptos que han drenado por años los recursos del Estado?

¿Cómo es posible que sus investigaciones no tengan el peso suficiente para culminar en un castigo ejemplar para dichos casos? ¿Cómo es posible que el expresidente Antonio Saca, pueda negociar una pena mínima a cambio de declararse culpable de los delitos de lavado de dinero y peculado? Cuando su trabajo era que sobre él cayera todo el peso de la ley por haber drenado al estado por arriba de 300 millones de dólares.

El pobre papel que la fiscalía ha venido desempeñando en los casos de corrupción, mantiene constantemente en entredicho al servicio de quién están y si alguna vez los salvadoreños seremos testigos de la culminación de estas investigaciones de blanqueo de dinero por parte de ex funcionarios públicos.

Esperemos que el estado de salud de Antonio Saca, se mantenga estable para que al menos cumpla unos meses en la cárcel y no la evite, porque el colmo será que cumpla su pena (si es que se le puede llamar así) bajo arresto domiciliar por alguna complicación cardíaca.

O que se saquen de la manga otras medidas sustitutivas, ya nada nos extraña, porque el juicio Saca es como un “déjà vu” o segunda parte del caso Francisco Flores, por supuesto que saca le ganó por goleada a los 15 millones que el primero desvió del donativo de Taiwán, pero los beneficios que los imputados han obtenido después de aceptar públicamente que robaron son intolerables e inmorales para la población.

Ellos salen impunes y libres, es un combo atractivo para cualquiera que este viviendo o quiera vivir a costillas del pueblo.

Creo que después de esto, a los salvadoreños no nos extrañaría saber -y Dios no quiera sea así- que estén en negociaciones con Mauricio Funes, para ser beneficiario de las promociones que ustedes ofrecen a políticos ladrones y oportunistas.

Como salvadoreños solo tenemos una palabra para definir esta pantomima y es: “asco”.

Pobre Sr. Fiscal sin credibilidad siendo el hazmerreír de todo un país y pobre El Salvador sangrado por sus servidores públicos, quienes ven en “la corrupción” un incentivo económico y el mecanismo perfecto de redistribuir las riquezas del Estado.