Óscar Panameño, fundador de Torogoz: “Mi madre se dedicaba a lavar y planchar ropa ajena y mi padre era mozo de tren”

Por: Santiago Leiva

La vida de Óscar Panameño se resume gráficamente en un lienzo metálico estampado sobre una puerta de su oficina. La obra en forma de pergamino, tiene como figura principal  un rostro; un rostro adornado con una madre amamantando su bebe, un niño con un huacal en hombros, un tren, el número 6, un candil y  un torogoz en la parte alta. Sí, don Óscar, el exitoso empresario fundador de Torogoz, no nació con su fortuna bajo el brazo. Él quedó huérfano de madre a los tres años, a los 12 vendía frescos en parques y trenes en Sonsonate; a los 17 se convirtió en mozo de tren en la zona de Apopa, vivía en el cuarto número 6 de mesón por “La Tiendona”, y sus deberes escolares los hacia a luz de candil.

Hoy, a los 87 años, después laborar en varias empresas, y trabajar como “bestia”  para convertir a  “Torogoz” en “un imperio”, disfruta del sello de lo bello: una vida sin preocupaciones.

“Yo tenía hambre, tenía necesidad de trabajar, quería estudiar. Yo no quería ser aquel niño pobre del mesón, no quería ser eso. Ni tampoco quería ser un tipo asalariado, no quería ser eso. Desde chiquito me las ingeniaba, veía que compraba y como lo vendía”, recuerda. Claro su éxito y fortuna no le cayeron del cielo y ni los hizo en siete días. Su éxito radica en la disciplina, su trabajo tesonero, y la buena administración del tiempo, sabios consejos que supo recibir y poner en práctica cuando se enlistó formalmente como mozo de ferrocarril. “El tiempo produce dinero y el dinero produce dinero.

Muchas veces nosotros desperdiciamos el tiempo y desde ese momento estamos desperdiciando el dinero. Yo siempre he creído, y es mi teoría, que el éxito no se compra, el éxito se conquista con el sacrificio, y saber administrar el tiempo y el dinero” resume. Torogoz, nació en 1977 sobre el cimiento de un pequeño taller dedicado a elaborar cunas de bronce, con los años se extendió a lámparas decorativas y otros productos hasta convertirse en una empresa sólida y de prestigio.

En la actualidad a parte de elaborar figuras religiosas y otros personajes mundiales va de la mano con el deporte en la fabricación de trofeos y preseas. Don Óscar ya estampó la historia de su vida y éxito en su libro “La Escalera de Mi Vida”, pero amablemente concedió  parte de su tiempo para navegar por el Metropolitano Digital. Aquí la platicadita, aclaro que esta entrevista inició al revés.

 

¿Por qué siempre anda con mascarilla?

Tuve  cáncer, me operaron y me quitaron la mitad del rostro, es una larga historia…

Ok, así  dejemos

Ok

Media hora. ¿Está bien?

Bueno. Lo que usted diga…

Don Óscar, Pepe Mujica, ex presidente de Uruguay, dice que el tiempo es el único que no se puede comprar, imagino que para usted vale oro…

Yo también tengo una historia del tiempo: el tiempo produce dinero y el dinero produce dinero.  Muchas veces nosotros desperdiciamos el tiempo y desde ese momento estamos desperdiciando el dinero. Yo siempre he creído, y es mi teoría, que el éxito no se compra, el éxito se conquista con el sacrificio y saber administrar el tiempo y el dinero. Ahí está el éxito. Muchas veces uno quiere ser empresario, pero no se quiere sacrificar. Otros son pobres y creen que por ser pobre no tiene derecho a triunfar. La pobreza no le impide a nadie llegar a alcanzar el éxito. Esa es mi humilde opinión.

Y es válida…

Le voy a narrar brevemente lo que me sucedió a mí en la infancia. Yo vengo de una familia sumamente pobre, mi madre se dedicaba a lavar y planchar ropa ajena y mi padre era un jornalero, un mozo de tren. Esos eran mi padre y mi madre. Ok, mi madre murió cuando yo tenía tres años y quedé en poder de una abuelita que gracias a los sabios consejos de esa señora, quizá puedo decir que estoy donde estoy. Pero déjeme contarle, no voy a hablar mucho de mi niñez, sino cuando ya tenía 17 años.  Cuando tenía 17 años empecé a buscar trabajo por una tan sola razón: tenía hambre, tenía hambre. Tenía que ver como obtenía ingresos para estudiar, entonces a esa edad, a los 17 años empecé a meritoriar, ¿sabe que quiere decir meritoriar? ¿No?, hoy le llaman pasantías. Ahí le daban la oportunidad a uno de llegar a trabajar sin ganar sueldo, pero al haber una plaza lo que hacían era que se la daba a uno. Ok, mi quehacer era trasladar los bultos de la báscula hacia el coche del tren. Tenía 17 años, y yo arrebatado corriendo con la carretilla, en una, cuando pasaba por la rampla hacia el coche del tren se me desvió una red llena de verduras y no encontraba como sacarla, creí que me iban a regañar, que me iban a quitar…

¿Se le cayó?        

Sí, se me cayó. Quedó entrampada y no podía sacarla. Entonces un viejo trabajador que su nombre lo menciono como cuando menciono a Jesús, Octavio Alvarado, me llamó y me dijo: hijo barré bien para no quedarte a barredor, nunca se me olvidó, y creo que a mis 87 años todavía sigo barriendo y quizás bien.

Lo de barrer fue metafórico…      

Barré bien para no quedarte a barredor, me dijo. Es decir hace bien las cosas para tener éxito en la vida. Por eso desde ese momento lo que me mandaban a hacer yo lo hacía mejor de lo que me tocaba hacerlo.

¿Qué pasó luego?       

Después de haber sido ferrocarrilero entré a otra etapa donde, en 1948, conocí a un pajarito que me gustó mucho: se llama torogoz. Cuando me trasladaron de Sonsonate a San Salvador a una estación de bandera que queda entre Milingo y Apopa, se llamaba Calle Real, pasaba el tren o el carro motor, hacia lo que tenía que hacer y luego cuando me quedaba ocioso,  aprovechaba para caminar por lo rieles y me encontraba que en los paredones, en los huecos, estaba el torogoz. Bajaba al río “Tomayate” a bañarme o a ver las hortalizas y me encontraba con el torogoz, pero nunca me imaginé  que iba tener una empresa y le iba a poner Torogoz, ni mucho menos que lo decretaran ave nacional. Ok, le he narrado en pocas palabras mi vida de tren.

Ok, pero entiendo que usted como niño huérfano trabajó de todo…

¿Usted ve ese mural que está ahí? (señala una puerta con un grabado). Ahí está una señora amamantando su hijo, se muere y lo deja de tres años. El niño a los 12 años ya vendía fresco, en el parque, en los trenes, a los 17 años entra a trabajar como mozo de bodega al tren. Tanto que fue boletero, fresquero etc.,  etc., etc. Cuando ese niño era un muchacho de 17 años le salió la plaza fija en esa estación de bandera en San Salvador…

El tren del mural tiene el número 14 y este sobre la mesa también ¿tiene algún significado especial el 14?

Es que era la maquina más grande que había, la maquina más fuerte. Era la más fuerte, no la más veloz. Era la que jalaba más coches. También le va extrañar que hay un 6 arriba. Ese, es el número de la pieza del mesón donde viví con mi Papá. No tenía luz y nos alumbrábamos con un candil de gas. Esto quedaba donde es “La Tiendona” ahora.

¿Resume su vida es cuadro?                                   

Exactamente. Usted ve arriba el torogoz (señala nuevamente el cuadro). Quiere decir: donde viví, donde trabaje y como triunfé.

Pero imagino que le quedan cosas por agregar…

Bueno me lo regalaron hace dos años cuando cumplí 85. Ahora son mis hijos los que manejan la empresa, yo estoy como asesor aconsejándolos ya no estoy con aquella rutina, aquella obligación de presentarme  a trabajar.

¿Hace cuánto se retiró?

Hace dos años. Vengo porque me gusta trabajar en mis cosas personales.

¿Cómo vive su retiro, como es un día de don Óscar Panameño?

Sigo siempre igual mi vida social y mi vida gremial. Y también mi vida de ayudar a los demás. Yo siempre pertenezco a gremiales y sectores puramente de servicios. Tengo casi  39 años trabajando con el Padre (Flavian) Mucci, fui 27 años tesorero de Cruz Roja y sigo siendo miembro del Comité Nacional, Hogar Crea…

¿De dedica tiempo a vivir la vida, a la diversión, que le divierte?

Mire. Ahí vamos a lo que hablamos al principio: la administración del tiempo. Usted debe acomodar el tiempo y si lo sabe administrar hasta le puede sobrar un poquitito. El tiempo para mi es la base del éxito y la administración del dinero. Yo creo que he cumplido una misión. Si usted ve esta oficina como si es bodega llena de trenes es porque ahí estuvo mi triunfo al haber sido ferrocarrilero. Ahí aprendí a respetar el tiempo.

Usted sin duda cogió el tren del éxito…

Totalmente. Yo tenía hambre, tenía necesidad de trabajar, quería estudiar. Yo no quería ser aquel niño pobre del mesón, no quería ser eso. Ni tampoco quería ser un tipo asalariado, no quería ser eso. Desde chiquito me las ingeniaba, veía que compraba y como lo vendía.

¿Cuál era su sueño de niño, soñó estar rodeado de trenes, de trofeos?

No. Lo que sí sabía era que iba a dejar el mesón y que iba dejar el ferrocarril. Eso sí lo sabía. Es que mire yo detesto la gente conformista, tampoco hay que ser tan ambicioso. Hay que ser ambicioso, pero bien sano. En la vida usted va tener éxito siempre y cuando haga su propia escalera. Yo trabajo con metas, mis metas siempre han sido quinquenales.  Yo hice una pintura abstracta y escribí mi libro que se llama “La Escalera de Mi Vida” porque así es como uno triunfa, planificando y dando a conocer sus metas abiertamente.

Entiendo que en Torogoz empezaron haciendo muebles…

Bueno es que del ferrocarril pase a compañías que hoy son gigantescas, por ejemplo en la compañía distribuidora que se llamaba “CODISA” y que hoy se llama “Unilever”. Trabajé con H. de Sola mucho tiempo. Tuve mucho éxito.  Es que yo desde niño fui inquieto “ambicioso” y todo lo que tocaba me salía realidad.

¿Lo que toca lo convierte en oro jajaja?

Así decían cuando pusimos el negocio. Ok, yo trabajé 20 años en Freund, fui el gerente, el hombre de confianza, y tuve una oportunidad. Y las oportunidades a todos nos llegan, a todos, pero tenemos miedo de atraparla porque siempre tenemos la maldita idea o pensamiento: y si me va mal. A mí se me presentó una oportunidad en Freund de un cubano que lo había contratado Luis Poma para que viniera a montar la planta de anodizado de sus ventanas y puertas de aluminio. Este cubano tenía su empresa en Cuaba y Fidel se la quitó, se fue para Miami y Luis lo encontró. Entonces resulta que el cubano se retiró de la firma de Poma que es “Solaire” y vendía cunitas de bronce muy bonitas para tiernos, y tenía una colección de figuras, eran siete u ocho. Eran figuras procesadas en sistema de pasivación, electrolítico y hacía moldes electrolíticos. Me conoció y me dice un día: fíjate que yo quisiera tener a alguien que se asociara con migo y me viera lo administrativo, tengo hartas ideas, pero tengo miedo. No me lo dijo dos veces. Yo salía de vacaciones un mes para Estados Unidos y le dije: a mi regreso vamos a platicar y así fue. Era un tallercito, digo tallercito porque solo contaba con diez trabajadores. Le digo ok Roberto yo tengo muchos contactos con los bancos, voy a prestar y le vamos a inyectar dinero. Me dice: no, no, no tu país está en llamas, ya habían matado a Roberto Poma y a Ernesto Regalado, mejor te la vendo al chas chas, no digo cifras porque es como quien dice te la regalo.

¿Pagó algo simbólico?

Yo digo que sí porque lo que le di fue ridículo. Eso sí, me dijo: me contratas por 18 meses y  me pagas tanto, le dije que sí. Mis hijos ya estudiaban en la universidad, estaban saliendo, uno de ingeniería industrial y el otro química; mi esposa trabajaba en Sherwin Williams. Nos reunimos, renuncié de Freund, mi mujer renuncia de Sherwin Williams y mis hijos pasaron sus materias a la noche y nos incorporamos a trabajar como bestias, como bestias. El cubano en año y medio hizo maravillas, preparó a mis hijos, se hicieron nuevas líneas. Salimos con la línea de poliuretano y después salimos con la línea de lámparas. En seis o siete meses ya exportábamos a Centroamérica. Ya éramos los fabricantes más grandes de lámparas decorativas. Después pusimos la tiendita. Y después vinieron los amiguitos que están gobernando hoy y nos pusieron una bomba y nos hicieron parche.

¿Les dinamitaron el local?

Sí dos voces. Pero mucha gente conocía mi esfuerzo y nos levantaron con todos sus mensajes. Es así a groso como como nació Óscar Panameño y como nació Torogoz.

Así que ha trabajado como bestia…

Yo creo que sí o al menos con disciplina, y es mi éxito. Yo si me pone un talentoso y un disciplinado yo me quedo con el disciplinado. La disciplina lo lleva a uno al éxito.

¿Hoy hacen trofeo, preseas, es ahora el deporte su mayor mercado?

Si tiene un bonito porcentaje.

 Usted ha convertido el bronce en oro jajaja

Jajaja se oye bien mal. Ya le narré casi todo.

Pero yo tengo un par de preguntas más ¿Qué hizo con su primer sueldo formal?

Cuando estaba en Calle Real, tenía tiempo, el tiempo me sobraba y afortunadamente cuando estaba en cuarto grado, porque la educación era totalmente distinta a la de hoy,  había huertos escolares, le enseñaban el cultivo, y había manualidades. Ahí aprendí a hacer cascos y máscaras. ¿De qué forma?, se hacía el molde de barro, después con papel mojado en agua se le ponía la primera capa y después se trabajaba con el engrudo, una capa y otra capa con papel de empaque hasta formar un cartón. Luego se lijaba, la pintaba y los vendía. Cuando usted me habla de mi primer sueldo yo ganaba 67.50 de colón al mes. Pagaba ocho de colegio y seis que pagábamos con mi Papá en la pieza, tres cada uno, hacía mi presupuesto, pero trataba de ir economizando un poquito porque 67 colones no alcanzaban, iba justo. Después me fue cambiando la vida.

Don Óscar, entre tantos trofeos y reconocimientos que tiene ¿cuál es el que considera más valioso en su vida?

Ve todos los que están allá arriba. Ve “La Palma de Oro” ¿sabe quién da la “Palma de Oro”, la Cámara de Comercio. Abajo tengo el de la ASI. Yo tengo todos los premios que se han dado acá. Cada uno de los que he recibido han sido importantes porque son distintos campos. Si usted pregunta que he sentido que es lo más bello que he hecho es  haberle servido a la Cruz Roja más de 25 años y máxime en el conflicto de la guerra con Honduras. Me fascinó mucho. O servir en los terremotos de Guatemala, de Nicaragua…

¿Viajó como voluntario, como socorrista?

No. Era el tesorero, pero convertido en voluntario usé casco y chaleco por protección.

Es sus tiendas hay números diseños ¿quién inventa?

Tengo un departamento creativo, hay 12 trabajando ahí.

Pero usted tiene noción, ideas…

De acuerdo. Es que a mí me gusta mucho la escultura, he hecho cuatro figuras. Me gusta pintar. Aquella (señala un cuadro en la pared) es la última pintura que hice, es mi esposa, está hecha a lápiz.

¿Qué le falta por hacer?

Nada. Descansar. Ahora vine aquí porque lo iba a atender a usted. Yo ya no tengo porque seguir trabajando.

Estamos en una era moderna ¿es usted de Facebook, WathsApp, Twitter?

Mire, mire, si usted quiere ver algo se tiene esta babosada (muestra el celular). Quiere saber usted chambres y todas las cosas asquerosas, las críticas, aquí están. Esto (celular) es una perdición, pero es una maquinita valiosísima. Yo de aquí mando mis mensajes, pero también es peligroso.  Que es lo que está pasando hoy a la juventud, yo doy charlas en universidades y ayer (domingo) me topé con una señorita que se va a estudiar a Alemania. Andaba con su familia, en la Gran Vía. Platicábamos y me hicieron la pregunta de qué  consejo le daba. Le dije levanta la mano derecha vas a hacer un juramento. Le digo ¿cuántas horas chateas?, siete me dice. Le dije si vas a llegar con esa mentalidad, y te va llegar a la 1:00 de la mañana chateando no vas a tener rendimiento en el estudio y es tiempo el que estás perdiendo. Esto (el celular), es la perdición, esto es el mal manejo del tiempo y esto es lo que está pasando con la juventud. Vaya usted a un restaurante, la familia entera está con el teléfono. A mí me consta con mis hijos y yo soy otro, yo me distraigo aquí en esta babosada, pero yo ya no tengo responsabilidad de tiempo ni de nada. Me levanto a la hora que yo quiero, gasto lo que quiero, pero aquel que quiere triunfar, esto (el celular) debe saberlo usar. Ok, ¿Qué más mi amigo, mire una hora completa.

Muy amable acá nos quedamos gracias…