Quién no vive para servir, no sirve para vivir

 

“… puedo hacer pequeños cambios en la vida de las personas, los que a largo plazo pueden llegar a tener un gran impacto en su vida y en la comunidad donde viven.”

Por Lenny Castro

Julissa Santamaría, es una compatriota que migró a los Estados Unidos a los 17 años junto a su madre, desde su llegada a Reno en el estado de Nevada su vida ha sido un constante aprendizaje y ha tenido la oportunidad de poner al servicio de los demás todas sus energías y el amor que guarda para su prójimo.

Tras sus ojos negros y su piel morena, rasgos que la identifican como latinoamericana,  hay una inteligencia y una energía que no se puede ocultar. Ese arrojo, así como su buena voluntad han sido claves para mantener un ritmo de vida agitado y satisfactorio al servicio de los menos favorecidos.

Actualmente divide su tiempo entre sus estudios en el Truckee Meadows Community College y las organizaciones sin fines de lucro Future Kind & Kids Kottage.

Su trabajo en ambos centros le ha permitido cambiar la vida de cientos de niños y jóvenes menos favorecidos, en sus propias palabras: “… puedo hacer pequeños cambios en la vida de las personas, los que a largo plazo pueden llegar a tener un gran impacto en su vida y en la comunidad donde viven.”

¿Por qué migró?

Según ella, porque se le dio la oportunidad, previo al viaje nunca soñó con salir de El Salvador, pero cuando finalizó el bachillerato su madre le dio la noticia que habían estado en un proceso de residencia iniciado por los tíos maternos y que su solitud había sido aceptada por lo que tenían que ir a vivir a los Estados Unidos.

“Fue un impacto, pero no podíamos desaprovechar la oportunidad.” Explicó, la connacional. Además, tanto ellas como el resto de la familia tuvieron que realizar muchos sacrificios porque los papeles eran solo para Julissa y su madre.

En El Salvador quedaban a la espera de un nuevo proceso un hermano pequeño y el esposo de la madre.

Julissa recuerda que la decisión fue dura pero con la fe puesta en Dios y unos objetivos claros tomaron la decisión que cambiaría su vida para siempre. “Dejar a mi hermano pequeño quebró por completo a mi madre… Con la decisión arriesgábamos todo y empezábamos desde cero, era a probar suerte.” Recordó.

Al llegar a su nuevo hogar, aunque estaba entre familia, desde su perspectiva de niña de 17 años, recuerda que el sentimiento que más prevalecía era la soledad.

Ante ella había un nuevo mundo que explorar, un nuevo idioma que dominar y el respaldo exclusivo de su madre, quien estaba luchando sus propias batallas.

Casi 10 años después, la vida de Julissa ha dado un giro de 360 grados, es ciudadana estadounidense y ha encontrado la forma de ayudar a los demás desde su oficio y eso la llena de una norme satisfacción.

Además de estar preparándose para ser maestra de español, tiene dos empleos en sendos centros humanitarios, ambos vinieron como parte de un voluntariado en su lugar de estudios superiores y en los dos se ha involucrado en una serie de proyectos que buscan el bienestar de niños y jóvenes.

 

Future Kind

Una de las instituciones donde Julissa trabaja es Future Kind, organización sin fines de lucro que se dedica a fortalecer a las comunidades a través de la diversidad cultural.

Future Kind, fue creada por un colectivo de artistas, educadores y científicos con la firme convicción de que a través de la educación, la comprensión y la mejora de la infraestructura, se puede ayudar a cerrar la brecha de la desigualdad social.

Actualmente posee dos sedes, una en Paraguay y la otra en Estados Unidos.

El otro trabajo humanitario de la compatriota está en Kids Kottage institución que busca ayudar a los niños que viven o están en riesgo por el abuso familiar y les brinda refugio.

Cuando Jullisa habla de su trabajo en ambas instituciones, lo hace con orgullo y llena de satisfacción. Su trabajo se ha vuelto parte importante de su vida, es por ello que también ha buscado beneficiar con él a sus compatriotas acá en El Salvador.

Gracias a sus gestiones en Future Kind ha implementado un programa de librerías digitales en Azacualpa en el municipio de Chalatenango y es una versión tropicalizada de los que ya se llevan a cabo en Paraguay así como en Chile.

La iniciativa consiste en el donativo de Ipads a escuelas rurales, dentro de éstas se descargan libros de texto que los niños necesitan para reforzar sus clases.

Esta iniciativa se trabaja de la mano con los maestros, quienes mandan un listado de los libros o los recursos necesarios. En la actualidad Julissa desde su cargo (Coordinadora de Eventos) busca patrocinadores o fondos para ésta e iniciativas similares.

En nuestro país Future Kind también ha fundado el Programa: Fútbol y Palabra, el cual trabaja de la mano con una iglesia y el objetivo es empoderar a los jóvenes de comunidades en riesgo por medio del deporte del balompié.

La fundación es la encargada de proveerlos de los implementos deportivos necesarios.

 

 

El valor del español

Al ahondar sobre el tema de ser una hispanohablante en un país donde predomina el inglés, Julissa explicó que a veces el color o el acento puede causar reacciones negativas, ella no las llamaría discriminación, pero si se ha enfrentado a comentarios prejuiciados por su acento, pero han sido excepciones.

Ella lo atribuye al ambiente en el que se desenvuelve, donde el valor humanitario es alto y donde hablar español junto al inglés ha sido clave para abrir puertas.

Las instituciones con las que trabaja brindan su ayuda a una gran cantidad  de población latina la cual se ha beneficiado con su conocimiento del español y ella ha mejorado su inglés gracias al trabajo con los niños.

Empezar de cero

Ése ha sido el mayor obstáculo a vencer: empezar desde cero. Aunque la familia siempre les ha brindado apoyo, ella sabe que la ayuda no puede mantenerse por tiempo indefinido.

“Como dicen allá en El Salvador – después de tres días el muerto apesta – y uno tiene que empezar desde el principio para arreglarse la vida.” Aseveró Santamaría.

Hay personas que piensan que porque era una chica muy joven no tuvo que rehacer su vida, desde su punto de vista es mentira, ella sufrió un largo luto por el desarraigo.

La soledad, era la compañera constante, sus amigos y familia estaban en El Salvador.

El apoyo materno ha sido la clave del éxito de Julissa, su madre es su mejor amiga y consejera. “Mi mamá siempre ha estado ahí conmigo.”Explicó.

Su madre también tuvo que cambiar su profesión por alcanzar el sueño de una mejor calidad de vida. Julissa cuenta que la lucha que mantuvo su progenitora con la barrera del inglés ha sido su inspiración.

Su madre jamás se dio por vencida, ante ningún reto laboral o personal. Los logros que han obtenido juntas las han llenado de satisfacción porque llevan implícito esfuerzo y dedicación.

En las propias palabras de la connacional la consigna siempre ha sido “podemos hacerlo, podemos hacer más y hay que seguir adelante.”