Algo que todo el mundo puede confirmar es el hecho de que el coronavirus cambió el ritmo en el que vivía la humanidad. Luego de 2020, ninguno de los sectores del comercio se movió de la misma manera. En El Salvador, el turismo fue una de las áreas más afectadas durante el confinamiento y meses posteriores a ello. Muchas familias, cuyos ingresos provenían de esa área, se vieron afectadas seriamente. Municipios como Concepción de Ataco vivieron un antes y un después.
Dos años luego del inicio de la pandemia, El Salvador ha vivido cambios drásticos. De ser uno de los países que más tardó en reabrir la economía, las tierras salvadoreñas pasaron a ser de los pocos países en Latinoamérica donde no existen restricciones contra el coronavirus. Medidas como el uso de mascarilla, cartilla de vacunación o alguna relacionada a ello no son obligatorias en El Salvador a finales de abril.
Ataco, uno de los municipios más visitados por los extranjeros, fue en un inicio uno de los más golpeados por la pandemia. Ahora con las medidas voluntarias, el gobierno salvadoreño ha vendido la idea de que El Salvador es uno de los sitios favoritos por los extranjeros. Pero, ¿hasta qué punto esto se cumple en los “Pueblos Vivos”?