«Yo puedo”: La salvadoreña que conquistó Norteamérica y volvió para ayudar a su pueblo

Fotos cortesia

Por: Bayron Romero, Periodista y corresponsal destacado en Los Angeles California

De la tierra cálida de San Miguel nació una mujer cuya historia refleja la fuerza, el sacrificio y la convicción de toda una nación. Rosa Elena Colato, hoy líder comunitaria y fundadora de la organización humanitaria Fundación Elena, transformó una vida marcada por la guerra, la migración y el esfuerzo extremo en un camino de ayuda para los más necesitados dentro y fuera de El Salvador.

Rosa Elena creció en plena década de los 80, un periodo en el que la guerra civil azotaba al país y marcaba profundamente a las familias salvadoreñas. Entre sus recuerdos más valiosos conserva la memoria de su padre, su hermano y su abuelo, todos fallecidos, figuras que dice dejaron huellas imborrables en su vida.

Sus padres, Daniel Colato (Q. D. D. G.) y Romanita, viuda de Colato, fueron los pilares de su crianza. Su madre continúa siendo la fuerza que la inspira.

Migrar para sobrevivir

Con el deseo de buscar oportunidades, emigró a Norteamérica, enfrentándose a un cambio radical: idioma, cultura, soledad y la distancia con la familia. Llegó sin documentos, situación que le cerró las puertas en colegios y universidades durante sus primeros años.

“Hubo momentos extremadamente difíciles. Creí rendirme muchas veces”, recuerda. El idioma se volvía un obstáculo que crecía cada día y la posibilidad de estudiar parecía alejarse.

En medio del cansancio y la desesperanza, acudió a su fe. “Me arrodillé y le dije a Dios: dame fuerzas porque ya no las tengo”. De esa oración nació la frase que marcaría su vida:
“Yo puedo, yo puedo y yo puedo. Un salvadoreño nunca se rinde”.

Un título ganado con lágrimas

Su perseverancia la llevó a graduarse como Dental Technician, certificada por el Dental Board of California. El momento en que vio su nombre proyectado en las pantallas del Convention Center de Los Ángeles fue, como ella describe, un triunfo que solo un inmigrante entiende.

Trabajar y estudiar simultáneamente fueron sus días más duros, pero al culminar su formación profesional logró también otro sueño: adquirir vivienda propia en un país lejano.

Desde 1996, junto a sus padres, comenzó a ayudar a personas vulnerables tanto en California como en El Salvador. Esa vocación se formalizó en 2018 con la creación de la Fundación Elena, que no ha detenido su labor social.

Desde entonces, la organización impulsa proyectos solidarios, apoya el emprendimiento, promueve el talento salvadoreño y ha realizado galas de premiación en áreas como deporte, música y empresa.
Actualmente desarrolla un proyecto para recolectar instrumentos musicales nuevos o usados, destinados a niños y jóvenes que desean aprender música.

Reconocimientos y metas por cumplir

Rosa Elena ha sido distinguida por la Asamblea Legislativa de El Salvador como Ciudadana Salvadoreña residente en el exterior y figura entre los 100 líderes más influyentes del mundo. No obstante, su mayor anhelo sigue siendo reunir algún día a toda su familia.

“Quiero ser recordada como la salvadoreña que nunca olvidó sus raíces”, afirma.

Con la experiencia de quien enfrentó la migración sin documentos, envía un mensaje directo a los salvadoreños que evalúan partir hacia Estados Unidos:

“La vida se ha vuelto más difícil. No tener documentos significa ser detenido, señalado o llamado delincuente. Somos salvadoreños luchadores. Mejor quedarnos en nuestro país, ser libres y no ser tratados como criminales”.

Campaña “Apadrine a un Abuelito”

Cada diciembre, la Fundación Elena desarrolla la campaña “Apadrine a un Abuelito”, donde miles de angelinos aportan ayuda solidaria para entregar canastas básicas y alimentos a adultos mayores en condición vulnerable.

Este año, la entrega se realizará en Mejicanos, San Martín y San Miguel, llevando esperanza a quienes más lo necesitan.

Su lema resume su vida y su misión: “Ayúdame a ayudar”.