“En mis inicios canté en lugares donde no me daban ni agua”

Por: Santiago Leiva

Dos grandes sueños ocupaban el infantil cerebro de Frank Rodríguez hace  más de 30 años: quería vestir de corto o usar bata blanca. Miraba antes que el micrófono el balón de fútbol o el estetoscopio. Soñó con ser futbolista profesional, y anheló ser médico, pero terminó vestido de charro. “Como dice la canción: uno no es lo que quiere si no lo que puede ser”, explica el charro salvadoreño sobre sus sueños de niño. Frank no anotará goles con el Alianza (su equipo preferido) y tampoco practicará una cirugía, pero la música le ha puesto en una amplia vitrina a lo largo y ancho de El Salvador y fuera de nuestras fronteras.  Han pasado poco más de 17 años que se subió por primera vez a una tarima para cantar profesionalmente, pero el gusto por las rancheras  corría por sus venas  desde su niñez.

Influenciado por sus padres creció escuchando música y viendo películas de Vicente y Pedro Fernández. Durante su etapa colegial sumaba participaciones en eventos como el Día de la Madre, Día del Padre o el Maestro, y ya cuando tuvo oficialmente el permiso para salir a divertirse (a los 18 años) cantaba pistas de Alejandro Fernández en bares con karaoke. En la actualidad no solo interpreta un repertorio de más de 1,500 canciones, sino que también ha compuesto nueve temas. Ha grabado cinco discos y un DVD.   “Mis ventas no han sido extraordinarias, pero para ser mi país ya superé 25 mil discos vendidos. No me da la música para tirar dinero a la garduña, pero sí para vivir bien”, dice el intérprete ranchero. Cada año, el charro Frank calcula que recorre 100 mil kilómetros interpretando canciones y eso le ha llevado a visitar ya 235 municipios de los 262 que tiene el país. De San Salvador los únicos municipios pendientes son Rosario de Mora y San Marcos. Durante casi toda su carrera Frank se ha hecho acompañar del mariachi Cuscatlán, son ellos quienes le han acuerpado  en varias giras por Estados Unidos. El charro Frank es nuestro personaje de esta semana.

¿Si volvieras a nacer  qué país escogerías?

A pesar de los problemas que tiene El Salvador, de las dificultades que tiene el país, volvería a nacer en El Salvador.

Habría apostado mi mascarilla que dirías México

Jajajaja, la verdad es que no. Me enamoré del género ranchero, pero porque mis padres me influenciaron con eso. De niño escuchaba mucho la música de don Vicente Fernández. En ese tiempo estaban muy de moda las películas de Vicente Fernández, de Pedrito Fernández y quizá por eso me empapé de la música mexicana, pero no es que quiera vivir en México, acá en El Salvador me siento satisfecho.

Te vi usar la guayabera y el pantalón celeste del Liceo Cristiano ¿cuándo nace ese deseo por vestir de charro, por usar bota, sombrero, pistola?

Fíjate que desde niño me gustó cantar rancheras, pero nunca pensé que de grande iba a dedicarme a eso. Cuando era niño quería ser futbolista, a mí me gustaba el fútbol y soñaba con ser futbolista de la selección. De niño también anhelaba ser doctor, pero como dice una canción: uno no es lo que quiere si no lo que puede ser. Y bueno poco a poco me fui metiendo en lo de la música. En bachillerato cantaba en los eventos que hacían en el colegio: Día del Padre, Día de la Madre, Día del Maestro, yo siempre era bien entusiasta para cantar. Me metí al coro del colegio y así me fui fogueando. Me aprendía muchas canciones rancheras y ahora eso me ayuda porque quizá del 100 por ciento de las canciones que me piden en el Oriente o cualquier parte del país, complazco con el 95%. Tengo un repertorio bien amplió que anda arriba de 1,500 canciones, y pienso que es parte del éxito que he tenido en este género que a pesar que no es nuestro es muy aceptado por la gente.

¿Cuál fue la primera canción que cantaste?

Cuando me lance de charro la primera canción fue Voy de Luis Demetrio.

¿Por qué te decidiste por cantar ranchera y no la cumbia que es lo más común acá?

Quizá por las influencias que tuve de niño, a mis papás les gustaba la música de Vicente Fernández y así me fue gustando. Yo integré a una orquesta de empleados de un banco donde trabajé y ahí cantaba cumbias, pero en el intermedio cantábamos canciones como Gema, Mujeres Divinas y yo sentía que eso era más conmigo, me sentía más cómodo cantándola. De 18 años que ya podía salir e ir a los bares, visitaba algunos lugares donde había karaoke, en ese tiempo que todavía no pensaba dedicarme a esto, estaba muy de moda Alejandro Fernández que estaba iniciando su carrera. Entonces en los karaokes yo cantaba canciones de Alejandro Fernández y la gente me la aceptaba, decían que mi voz se parecía a la de él, y era un halago para mí, y así fue como me fui metiendo. Alejandro Fernández pegó mucho a finales de los 90s, y esa música era como muy gustada por la juventud incluso. Las rancheras cualquiera puede pensar que solo es para la gente mayor, para la gente campesina, pero no. Yo visito pueblos en los que quienes corean más las rancheras son los niños y a mí me encanta eso.

¿Hay nicho en El Salvador para la música ranchera?

Hay mucho, y no veo que pueda terminar ese gusto por la música ranchera, hay mucha aceptación. Hay muchos rancheros por todos lados, aquí en El Salvador hay mucha gente que se está dedicando al género ranchero que ahora está acompañado también del genero de banda que se está metiendo no solo en El Salvador sino en todo Centroamérica.

Hay personas en la capital que crea que la ranchera es para la gente del campo…

Sí, la verdad es que sí. Yo incluso he conocido gente que cuando está sobria dicen que la ranchera no le gusta, que esa música no es con ellos, pero cuando ya se toman un  trago terminan cantando con uno. Yo hago presentaciones no solo en Oriente, en Occidente o en Chalate. Yo hago presentaciones en hoteles de San Salvador, en bodas o en eventos privados y toda la gente acepta la música ranchera.

Obviamente la ranchera tiene su público ¿para qué tipo de personas están dirigidas las rancheras?

La ranchera es un género muy bonito porque generalmente las letras van dirigidas a la mujer. La ranchera es para un público romántico, para un público que le gusta la buena música. Aparte vos escuchas las trompetas del mariachi y eso genera alegría porque es música bien vistosa.

¿En algún momento te decepcionaste y pensaste en renunciar a este género musical?

Fíjate que al dedicarte a la música acá en El Salvador todo mundo te dice de eso no vas a vivir aquí. Todo mundo te dice eso, pero uno debe ser perseverante. En mis inicios yo trabajaba en un banco y un viernes por ejemplo me iba para San Miguel después de trabajar en el banco todo el día. Me iba a las 5:00 de la tarde, por ejemplo, a cantar a la elección de la reina en San Miguel, pero ahí no me pagaban nada, me daban el espacio (para cantar) nada más. No me daban absolutamente nada. Me iba en el carro con la persona que me estaba promoviendo, llegábamos a las 8:00 de la noche a San Miguel y no me regalaban ni una bolsa de agua para tomar, yo me tenía que rebuscar para comer y me quedaba ahí paradito esperando que me dijeran vaya pase a cantar. Me acuerdo una vez que yo llegué a las 8:00 de la noche, empezó la elección de la reina y a mí me metieron a cantar a las 2:00 de la mañana, pero son sacrificios que uno hace.

Fui a cantar a lugares donde no me daban ni agua, pero eso es lo que lo fortalece a uno, porque decís esto es pasajero. Y ahora gracias a Dios ya me cotizo mejor. La música no me da para tirar dinero a la garduña, pero sí para vivir bien, y siempre tengo la parte humana de colaborar a los asilos. Yo voy a cantar al asilo, a los niños del Hogar Padre Vito Guarato, y le voy a cantar a mucha gente que hace actividades sociales en pro de la comunidad. Pero sí ahora ya me cotizo mejor ya puedo tener más ingresos por la música, aunque no lo veo con el sentido de ambición de llegar a hacer dinero porque pienso que acá en El Salvador no se dan las condiciones para que un artista pueda desarrollarse. Nosotros vemos a los artistas mexicanos y nosotros quisiéramos que la gente nos apoyara como apoyan a los mexicanos, quisiéramos  nos compraran los discos como se los compran a los mexicanos, pero sabemos que aquí la gente tal vez no tiene los recursos para poder comprar la música.

Amas  los sombreros, las botas y las pistolas imagino

Sí, fíjate que el traje de charro de gala va acompañado de la funda y la pistola, pero yo aquí no lo uso eso por el tipo de país en el que estamos, y no solo el país, todo América está muy conflictivo, entonces yo considero que andar una pistola en el traje es como recordarle a la gente la violencia. Hay mucha gente que le tiene pánico a las pistolas tal vez porque le han matado a un ser querido o han sido víctimas de un asalto. Incluso en México los artistas ya no usan mucho la pistola, pero es parte del traje. El atuendo de charro va con la funda, la pistola,  el tequila, el sombrero y el caballo.

¿Cómo definirías la idiosincrasia de un charro?

Somos gente muy formal, muy respetuosa, muy creyentes de un Dios supremo, muy amigables. El charro tiene una figura muy masculina, muy machista porque siempre está ligado con el tequila, el alcohol, con las mujeres, con la parranda, pero también somos bien sensibles. Una persona que se dedica a la charrería aparte de amar el campo, los animales, el caballo y las vacas también somos bien sensibles porque estamos cerca de la gente que vive en la zona rural, del campesino como se le dice a nuestra gente que vive en las afueras de la ciudad. Yo he tenido la oportunidad de convivir con ese tipo de gente y  lo reconforta a uno y lo hace más humano.

El charro es machista, mujeriego…

Esa es la imagen que transmite.

¿Qué de todo eso hay en el Charro Frank?

Una parte de cada cosa quizás jajajaja. Es bien enamorado uno, y  la música ranchera se presta para tener muchas mujeres entusiasmadas con el artista. Pasaría toda una tarde hablando de las maravillas que tiene el género ranchero, pero yo lo resumo en que hay muchas mujeres, pero hay que tener prudencia también porque fácilmente se puede meter uno en problemas.

Jajajaja problemas de persecución

Mirá nunca me he casado, pero he tenido muchas relaciones, tengo una hija, tengo un hijo, y no pude entablar una relación formalmente con la mujer porque el trabajo de una persona que se dedica a cantar es complicado aunque no seas estrella. Yo ni siquiera me atrevería a decir que soy artista, yo soy cantante digo, soy cantante porque canto. Pero sí se vuelve bien complicada la vida personal porque uno tiene que viajar mucho. Me voy para Estados Unidos cuatro meses de gira por ejemplo, imagínate que tenía una novia, bien bonita la cipota, y cuando yo me iba a Estados Unidos ella iba al cine con otro muchacho. Esas cosas le pasan a un artista por dejar tanto tiempo a la novia o la mujer. Uno generalmente está viajando. Hay  gente que me pregunta ¿bueno y donde vivís Frank? Y les contesto donde me agarra la noche. A veces duermo en San Miguel, Chalatenango y a veces en mi casa en Salvador. Se sacrifica uno porque ni a los hijos podes ver, pero yo me siento satisfecho a pesar que haya sacrificado mi vida personal, mi vida íntima con una esposa.

Dicen que todo mundo tiene una media naranja ¿crees que has sacrificado ya a tu media naranja?

Lo que pasa es que ya fueron muchas medias naranjas, fue un saco entero de medias naranjas jajajaja. Uno se enamora, pero por ese mismo hecho de andar viajando es bien complicado mantener una relación. Yo he tenido novias hasta en Nueva York, pero es imposible, siempre termina uno fracasando  en una relación.

Te he visto en videos cantando canciones de Cornelio Reyna ¿hubo ídolos que influyeron en tu estilo?

Sí, fíjate que cuando era niño admiraba a Pedrito Fernández y Vicente Fernández. Ellos eran  como mis ídolos iniciales. Después me fue gustando mucho Javier Solís y Pedro Infante que todavía sonaba mucho cuando yo era niño a finales de los 70s, y más después conocí más a fondo la cultura musical mexicana y me he dado cuenta de grandes artistas como José Alfredo Jiménez que es mi máximo referente. Incluso mi disco número cuatro es un homenaje a José Alfredo Jiménez porque le admiro mucho su trayectoria, es un disco que quedó muy bonito y le ha gustado a la gente.

Imagino que es en Nueva York donde salís interpretando México lindo y querido ¿te imaginas que pasaría si interpretas  esa canción  tres días ante de un juego El Salvador- México, en el estadio Cuscatlán?

No me lo he imaginado, pero ahora que me lo has planteado creo que ni siquiera tuviera el valor de hacerlo jajajaja. La verdad es que acá en El Salvador hay mucha fricción con México, pero la gente muchas veces lo hace por fanatismo. Sí te das cuenta la canción Tres Veces Mojado de Los Tigres del Norte, que es una historia real, el salvadoreño que cuenta esa historia dice: por suerte un mexicano al que llamaban Juan me dio la mano que si no estuviera muerto. Entonces ahí podemos resumir que no todos los mexicanos tienen odio para los salvadoreños ni todos los salvadoreños tenemos odio para los mexicanos. Yo trato de transmitir eso porque hay mucha gente en El Salvador que se burla, que chistoso, ridículo este cantando ranchera y vistiéndose como que es mexicano, me lo dicen tal vez no directamente, pero murmuran.

¿Qué es lo más embarazoso que has pasado en un escenario?

Hay muchas situaciones que pasan. Que se me olviden las canciones casi nunca me ha pasado, quizá unas dos veces, lo que más pena me pueda dar, o me preocupa tal vez es que el sonido falle, de ahí nada. A veces hay públicos que son un poco malcriados. Hay pueblos, por ejemplo en Pasaquina, La Unión,  hay un grupito en el jaripeo que siempre le gritan ¡fuera! ¡fuera! a los artistas y eso ya es tradición sea quien sea que cante. Eso ya me pasó a mí y le ha pasado a más compañeros, pero tú tienes que saber manejar esas cosas. La gente te puede decir lo que quiera mientras no te agreda.

Tu repertorio me decís que el 80 por ciento es ranchera ¿para escuchar, que música te gusta?

Fíjate que es paradójico. Para escuchar me gusta mucho la música de banda y la ranchera, pero también me gusta la música electrónica y eso no tiene nada que ver con los mariachis.

Y eso… jajaja

Sí, fíjate, la música electrónica me gusta bastante quizá porque es muy alegre muy juvenil. Yo ando por los 40 años, pero mi espíritu pienso que es de 23 años. Yo me considero una persona jovial, alegre, dinámica, lleno de energía. La electrónica, la banda y el mariachi digamos que son los tres géneros que me agradan bastante.

¿En el género ranchero hay alguna canción en particular que te haya marcado?

Hay varias, me gusta mucho Mujeres Divinas, una que se llama Gracias mi Amor, me gustan mucho las canciones de don Joan Sebastian, pero si tengo que elegir una canción es Gracias mi Amor. Tanto me gusta que fue la que presenté en Univisión (en 2009).

¿Y de tus temas originales?

Tengo nueve canciones originales, pero si me preguntas por mis tres canciones más emblemáticas, que más éxito me han dado y le han gustado a la gente son Nadie es Nadie, Vete, y Caballo mi fiel amigo. Para mí la mejor es Nadie es de nadie, la escribí con mucha dedicación y le ha gustado a la gente.

¿Qué te ha dado la música?  

Lo más bonito que me ha dado son las amistades. En la música he conocido miles de gente. Yo calculo que tengo 30 mil amigos o más. La satisfacción más grande es esa, llegar a cualquier pueblo, saludar a la gente y ver amigos que ya conoces. Yo me considero una persona sociable, amigable y eso lo transmito en el escenario y la gente me recibe bien. El artista no solo tiene que cantar bien sino también tener el carisma de agradarle a la gente.

Has viajado mucho, ya tienes tus propias canciones ¿hay  sueños por cumplir aún?

En la música uno nunca puede dejar de soñar, y sí, pero los sueños tienen que ser con base a la realidad. Yo no puedo aspiras a cosas monstruosas porque sé que aquí en el país eso no se puede dar. Yo aspiro a seguirle gustando a la gente, a seguir grabando música original y a seguir presentándome en todo el país.

¿Dónde te ves en diez años?

Diez años o 15 son los que yo me planteo cantando. Y me veo gustándole a la gente y no solo a la gente salvadoreña si no que talvez a la gente de México y todo Centroamérica. Eso es lo que aspiro todavía, aspiro despegar con una canción que verdaderamente pegue. Que sea un exitazo no solo en El Salvador si no fuera de las fronteras.

¿Te falta dar ese golpe musical?

Exacto, falta todavía. Yo te puedo decir con orgullo y vanidad que he estado en Univisión, pero si considero que falta. El éxito más grande es que una canción tuya le guste a la gente y la pidan en la radio.

Se habla mucho que el país está mal, que el fútbol no sirve… ¿qué tal está la música?

Fíjate que a pesar de tantas dificultades, que no solo las tiene El Salvador, yo que ando en todo el país veo que la música está tomando nuevos brillos y me gusta eso. La gente está tomando conciencia de que aquí hay talento, de que aquí hay gente que se prepara profesionalmente. He ido a conciertos últimamente en El Salvador donde la gente tiene que pagar tres dólares,  cinco dólares y ya la gente no se retiene como antes. A la gente todo le gustaba de gratis o de choto como decía el alcalde de San Miguel, ahora  la gente ya paga. He ido a unas fiestas rancheras donde hay hasta mil personas y pagando entrada. He visto cosas muy bonitas, por ejemplo estuve una fiesta en Berlín, estaba la Banda LL y esos muchachos antes que empezaran a tocar ya tenían llena la cuadra y la gente gritaba con solo medio que encendieran las luces. Yo que ando por todo el país me doy cuenta que hay mucho espacio para la música y no solo para diez o 20 artistas, hay para muchos artistas. Cada sábado en El Salvador se realizan entre 300 y 500 eventos donde se requiere a un artista. A los jóvenes que quieren dedicarse a la música, si alguien les dice de eso no vas a vivir está equivocado, yo les puedo decir métanse a la música, pero no solo por meterse, prepárense.

¿Por qué nunca se te ha visto en un reallity shows?

Porque los reallity empezaron cuando yo ya había trabajado bastante. Yo cuando era niño, que solo existía Buscando Estrellas, yo soñaba con ir a Buscando Estrellas, pero no se me dio la oportunidad. Ahora que yo estoy preparado y que ya soy un profesional para mí sería injusto inscribirme en un programa como Cantando por un Sueño  o el Número Uno porque le estaría quitando la oportunidad a un joven que viene atrás de mí y que quiere destacar o aprender. A mí jamás me vas a ver en un programa de esos, tal vez como invitado especial, pero ir a participar no porque le estaría robando el espacio a un joven, y esos son buenos lugares para brillar.