SITRAMSS, el hijo indeseado de la derecha

Desde la fecundación y gestación, el SITRAMSS (Sistema Integrado de Transporte del Área Metropolitana de San Salvador) se convirtió en el hijo no deseado, en el “hijo del diablo” para la derecha y empresarios del transporte alineados a esta corriente ideológica.

Barriles de tinta y bobinas de papel periódico se han gastado desde un sector de la prensa nacional para desprestigiar los planes del gobierno por modernizar el sistema de transporte en la capital. Muchos, incluso, desearon que el SITRAMSS, acabara en aborto o muriera en el parto.

Lo cierto es que la medida gubernamental, con Gerson Martínez como padrino de la criatura, tuvo un embarazo difícil, con demasiado retraso para ver la luz, y eso dio más hilo al descredito por parte de los detractores.

No se puede ocultar tampoco que el nacimiento del SITRAMSS causó algunos inconvenientes de tráfico, y fue sentido incluso por quienes somos neutrales, pero basta con armarse de un poquito de paciencia, tolerancia y un sorbo de agua para bajar temperatura.

Como todo experimento, no hay dudas que a los buses articulados y buses padrón del SITRAMSS, aún le queda un largo camino por recorrer y corregir, pero no se puede negar que el sistema tiene luz verde de una buena parte de la población, que aplaude la iniciativa.

Poco más de 20 mil personas, según datos de prensa, utilizan a diario los buses celestes para trasportarse a los lugares de trabajo o centros de estudio. Seguridad, tranquilidad, orden y sobre todo rapidez, son algunas de las maravillas de las que hablan los usuarios con tarjeta frecuente.

En lo personal soy usuario sin remedio del transporte tradicional: buses y microbuses, pero aproveché viajar de gratis en un par de oportunidades y las diferencias son abismales. No cabe duda que yo pagaría sin pensarlo los 0.33 centavos para evitarme el ruido de los vendedores de dulces, frutas, verduras y viajar con más que el DUI y la tarjeta del ISSS cada vez que asisto a mis consultas médicas en los buses y microbuses.

Que me despojaran de mi anillo de bodas, me enseñó que en el transporte colectivo se viaja sin prendas y con lo necesario, he visto blandir chuchillos y me ha tocado también, en ocasiones, pagar el dólar obligatorio.

De ahí que observo con envidia de la buena, las ventajas que este nuevo sistema de transporte ofrece a los usuarios, y veo con total preocupación que por obedecer caprichos o responder intereses, la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia (CSJ) pueda privar a los salvadoreños de un beneficio y a El Salvador de entrar en la era de la modernización.

No existe aún por escrito, o al menos no se conoce en públicamente, una resolución de la Sala, que avale la petición de AEAS y ATP de declarar inconstitucional el SITRAMSS, pero no es imposible que los cuatro “jinetes” que cabalgan la Sala den luz verde al pedido de los empresarios de buses.

La demanda de los dueños de buses tradicionales, está amparada en que el gobierno ha concesionado a manos privadas inversoras del SITRAMSS tramos de carretera que se ejecutaron con fondos públicos.

En términos más sencillo creen que se han “privatizado” los carriles exclusivos que utiliza el SITRAMSS.

Si así fuera, al menos desde mi punto de vista me resulta un argumento poco válido para echar al cesto de la basura un proyecto que cuesta millones. Me parecería injusto que por cumplir al pie de la letra un artículo de la pisoteada Constitución de la República, se haga a un lado el sentido común y se condene a la “pena de muerte” a un proyecto que avanza en la dirección correcta.

Porque reclamar “por la privatización” de un tramo de carretera, no acaso los buseros y microbuseros manejan como si las calles fueran privadas, como si les pertenece. ¿Hay alguien que maneje que un busero o microbusero no lo haya sacado de la carretera?