Por: Jorge Molina
Se trata de Diego Echegoyen Rivera, una persona comprometida con la juventud quien impulsa un proyecto único que revelará las historias de un grupo de jóvenes que están transformando el país.
En el marco del Día Internacional de la Juventud, conversamos con Diego Echegoyen y de su proyecto “El País que Viene: Opinan los Jóvenes”, un libro que recopila las historias de 40 jóvenes salvadoreños sobresalientes en diferentes sectores, quienes se han unido para participar en la edición del libro que se presentará en octubre de este año.
“Soy un joven comprometido con el país, con la juventud salvadoreña. Me considero una persona provocadora. Tuve buenos maestros en la escuela que me enseñaron a escudriñar profundo las preguntas, a cuestionar, a participar, a preguntar, pero sobre todo, a actuar. Me enseñaron que, cuando hay un problema o hay alguien que necesita algo, uno debe actuar”.
Diego ha participado en eventos nacionales e internacionales con temas de juventud como en Suecia, Francia, Estados Unidos, España, Portugal, Perú, México y Brasil.
En el 2011, fue seleccionado como una de las 34 mentes más influyentes sobre juventud en Iberoamérica. También ha sido merecedor de diferentes reconocimientos.
Fue el Presidente del Comité Sectorial de Juventud de la Unión de Ciudades Capitales Iberoamericanas, presidiendo un encuentro regional de responsables de juventud en la Ciudad de Cádiz, España.
Pero ¿quién es el coordinador de este proyecto y por qué lo está haciendo? En esta entrevista te lo contamos.
¿Cuántos años tenés?
Tengo 33 años.
¿Qué es “El país que viene: opinan los jóvenes”?
Es una iniciativa que promueve el liderazgo y el rol protagónico que tiene la generación joven; es un cúmulo de 40 experiencias de jóvenes que están transformando este país y lo que hace es exponer cómo estos jóvenes han logrado salir adelante a base de esfuerzo y que, luego, estas historias, a través de un libro, sirvan para desarrollar una serie de conversatorios en los 262 municipios, para que la juventud salvadoreña se inspire. Lo primero que los jóvenes necesitan es ejemplos, patrones de conducta a seguir. Estos 40 jóvenes que participan en “El país que viene” son un ejemplo de esfuerzo, de entrega, de amor por este país. Ellos van a inspirar a la juventud salvadoreña, ¿por qué a los jóvenes? Porque El Salvador tiene una edad promedio de 29 años. Somos un país joven. Todo lo que hagamos por la juventud hoy, va a repercutir en todos los índices de salud, de percepción de seguridad, de bienestar, de desarrollo en los próximos años. Es hoy un punto de inflexión, es un bono demográfico. Nunca en la historia El Salvador tuvo tantos jóvenes y nunca en la historia, nuestro paisito, tan pequeño, pero grande, tuvo jóvenes informados y formados. Nunca.
¿Por qué recurrir a 40 autores y no ser vos quien escriba el libro?
Porque presumir ofende. Yo estoy colaborando como editor y coordinador del proyecto. He participado en temas de juventud desde los 14 años, podría contar mucho sobre la construcción de oportunidades y la necesidad de empoderar a la juventud, pero creo que hay muchas historias de más jóvenes igual de comprometidos. Los protagonistas que están transformando este país, que están aportando contarán su historia. Estos jóvenes representan un relevo generacional, jóvenes que están construyendo. Por eso, al inicio, nos planteamos hacer este libro con 25 autores, luego subió a 35 y, por último, para asegurar mucho balance en el contenido, y asegurar que todos los sectores estuvieran representados, finalmente son 40.
¿Por qué te sentís comprometido con la juventud salvadoreña?
Todo salvadoreño debe apostar por su país. Es ley de vida. Este país está condenado al éxito, porque los salvadoreños, en esencia, somos trabajadores y alegres. Si una persona que tiene espíritu crítico, una persona que es capaz de identificar las necesidades de los demás y es capaz de identificar hacia dónde va este país y qué se puede hacer para mejorarlo, si no lo hace, es irresponsable. Creo que por responsabilidad y porque me corresponde como salvadoreño aportar, por eso me involucré.
¿Qué necesita la juventud para empoderarse?
Los jóvenes buscan referentes positivos primero, necesitan un plan de vida, algo que les motive, que sea una guía y este país está cimentado sobre gente trabajadora, que ha sabido salir adelante. Este país está construido por gente soñadora. Los salvadoreños somos trabajadores, pero últimamente los jóvenes solo están viendo violencia, delincuencia, falta de oportunidades. Entonces, los jóvenes necesitan referentes positivos y necesitan saber que en este país se pueden construir las oportunidades, que se puede encontrar el éxito, pero hay que ser muy valiente. Una frase que me gusta mucho es “se vale soñar, pero se requiere valentía y disciplina”. Los jóvenes salvadoreños deben saber que hay que ser valiente para cumplir nuestros sueños, pero que se necesita disciplina para el camino del éxito. No es tan fácil, no es solo de pensar que todo ya está dado. No podemos reclamar si no aportamos como ciudadanos.
¿Creés que los jóvenes van a querer “El país que viene”?
Los jóvenes quieren “El país que viene”. “El país que viene” se llama nuestro libro, pero también esa frase es una aspiración, y las aspiraciones son fuertes, porque nacen del deseo de los individuos. Los salvadoreños podemos hacer que este país crezca. El Salvador va a estar mejor, porque merecemos estar mejor. Ser joven significa ser soñador y pensar en el futuro. Pero los jóvenes necesitan aspirar a estar mejor y actuar en consecuencia. Sobre el proyecto, después de lanzar el libro haremos una ruta de conversatorios por los 262 municipios del país para que los jóvenes conozcan a los 40 autores y para que escuchen sus ideas, aspiraciones y críticas, y para que de una vez por todas sepan que si se puede.
¿Qué hace falta para que los jóvenes tomen en serio su papel en la sociedad?
Compromiso. Ellos deben saber que el 7.52% por ciento de los jóvenes tienen acceso a educación superior. Deben saber que el 19.35% por ciento tienen título de bachiller. Ni el 20% por ciento. Es necesaria una transformación. Nadie va a venir a arreglarnos nuestros problemas. Los salvadoreños somos quienes tenemos que tomar la acción y resolverlo, y si es un país joven, ¿a quién le corresponde? A los jóvenes. Los jóvenes deben sacar este país adelante. ¿Cómo tomar un llamado a la acción? Enterarse de que no somos un país de primer mundo, hay retos. No nos podemos morir en el éxito, tenemos que seguir trabajando por este país. Muchos esperan que los políticos nos resuelvan la vida, pero a la vez nos quejamos de la política. Debemos aprender a resolver nuestros problemas con responsabilidad, pero con una gran dosis de solidaridad. En el Salvador hay 1.79 millones de personas jóvenes. Hay un bum generacional. Depende de los jóvenes que el capital social que representamos sea para bien o para mal, de futuro o de retroceso.
¿Qué le dirías a los que ven en la migración un escape a la realidad de su país?
Yo creo que hay una terrible fuga de cerebros en El Salvador, pero más fuga de corazones. La fuga de corazones es aquella que no ha salido todavía, pero ya sueña con irse, y también de aquellos que quieren regresar, pero no ven cómo hacerlo. A esos jóvenes yo les diría que tomen el ejemplo de Alfredo Atanacio Cader, que dice en su artículo de El País Que Viene que el sueño salvadoreño existe, por dar un ejemplo. O que sigan el ejemplo de Evelyn García, ciclista olímpica, o el de muchos otros jóvenes que están transformando este país y que a base de esfuerzo han emprendido proyectos aquí en su tierra. Claro que es difícil, claro que faltan oportunidades, pero con el ánimo y las ganas tenemos la mitad ganada.
¿Un mensaje para las juventudes salvadoreñas?
Que cuestionen. Que participen. Que no se conformen con las respuestas fáciles ni las vías fáciles. Que adopten un papel en esta transformación del país. Ser joven no es un privilegio, ni una excusa, es una gran responsabilidad. Sueñen, que el árbol no les tape el bosque, está difícil la cosa, pero si nos cruzamos de brazos no servirá de nada. El Salvador puede ser mejor, pero si los jóvenes no se involucran no vamos a salir adelante.