El poder de las palabras

Los mensajes que transmitimos

A lo largo de mi carrera como periodista y publirrelacionista una y otra vez he leído, así como escuchado que las palabras solo suponen el 7%  de los mensajes que transmitimos o el 7% de la capacidad de influencia sobre los demás.

Y si es tan mínima esta influencia la pregunta principal es  ¿Por qué son tan importantes a la hora de transmitir mensajes? Para responder a la interrogante se me viene a la mente un ejemplo fácil  el cual leí en alguna parte y es que las palabras son como la sal en la comida, se necesita poca  para dar el punto justo, ya que mucha es contraproducente en todos los sentidos.

Como la sal, las palabras tienen que saber administrarse de forma justa, adecuada y tomando en cuenta el contexto, ya que éstas se convierten en poderosos mensajes ya sea escritos o hablados.

Cuántas personas no han conseguido un empleo por algún error ortográfico en su hoja de vida o quiénes no han experimentado repercusiones negativas en su vida debido a palabras que expresaron sin ton ni son  o a cuántos funcionarios hemos juzgado por promesas hechas en campaña política que no cumplieron y cuál fue el mensaje que nos dieron “MENTIROSOS”.

En días anteriores conocimos el caso de una diputada, de un representativo partido político salvadoreño, quien al negársele el derecho a la palabra perdió el control montando todo un show y perdió la compostura para que su mensaje (cualquiera que fuera: hacerse escuchar, protestar, propaganda o hacer quedar mal a su oponente) llegara  a los electores.

Las palabras, aunque no formen el 100% de nuestros mensajes, porque se complementen con la comunicación no verbal y otros factores, son y serán la columna vertebral del cuerpo de cada uno de ellos siempre. No es cierto aquella afirmación de “a las palabras se las lleva el viento” menos si están por escrito y yo agregaría en el contexto actual, si están escritas en redes sociales.

 

Para ilustrar lo anterior vuelvo a traer a colación el famoso caso de los bebés intercambiados en un conocido centro médico del país, todo lo que se escribió o dijo al respecto denigró a unos, enalteció a otros y también enriquecerá a unos pocos.

El uso de las palabras va más allá de lo que nosotros, a veces, consideramos. Son tan importantes para la construcción de los mensajes que profesiones como la sicología y la pedagogía  les han dado un sitio privilegiado en los métodos de educación y nos enseñan a nunca decir “No puedo” debemos anteponer otras palabras como el “todavía“para enviar a nuestra subconsciente el mensaje de: “todavía no puedo pero algún día lo haré”.

Como conclusión quiero afirmar que no importa la profesión, todos sin excepción usamos las palabras escritas o habladas para comunicarnos y la forma en que se usen definirá el tipo de persona que somos. Las palabras forman parte de nuestra imagen y son más importantes que un buen estilo al vestir o una marca a usar, ese 7% nos cerrará o nos abrirá las puertas del éxito.

 

Para ilustrar esta opinión les invito a ver el siguiente vídeo, el cual formó parte de una campaña de un centro sicológico sobre el poder de las palabras.