No basta rezar, no basta orar

Soy un convencido que el poder del cristiano está en la oración, pero también que toda oración debe llevar una acción, que ya no basta con rezar, que ya no basta con doblar rodillas; el país ya no puede seguir sangrando, ya no podemos quedarnos como testigos mudos.

Puedo testificar que desde las iglesias evangélicas se clama por paz, porque cese la violencia en nuestro país, y no dudo que en la iglesia católica también se debe rezar y clamar mucho por la misma situación. Eso lo aplaudo, pero considero que también es tiempo de ir más allá, no veo una acción en concreto.

Creo que es el momento que los cristianos, católicos y evangélicos nos hagamos escuchar, que exijamos el cese de la violencia, que exijamos paz social, pero también paz política, que es realmente la raíz de todo lo que vivimos y palpamos a diario.

Pero insisto, no veo por ningún lado acciones de calle. No he visto, últimamente, que las iglesias se unan, que inviten a una marcha,  una vigilia masiva o una cruzada por la paz. Un acto de magnitud donde el sentir no llegue solo a los personeros del gobierno si no a los hacedores de maldad.

Quizá hace falta que el Gobierno pida la ayuda, pero también no estaría de más que las iglesias se unieran y desde el punto de vista cristiano llevaran sus iniciativas de leyes y acciones para contribuir con la seguridad del país. Sé que existió o existe un consejo de seguridad donde había participación de algunos líderes religiosos, pero eso es un trabajo que muy poco se ve.

Son apenas reuniones para discutir temas, pero no hay una masiva participación de los que queremos vivir en paz, no hay una acción que llegue hasta los oídos de quienes generan la violencia, y tampoco un reclamo decidido a las personas que están obligados a garantizar la vida.

A mí me generó impotencia el asesinato de los 11 trabajadores, así como el de mucha gente que este y años atrás ha perdido la vida con el flagelo delincuencial, y así como yo hubo muchas personas que se hundieron en lamentos y solidaridades, pero lo admito que como sociedad estamos haciendo muy poco.

“No me preocupa mucho la gente mala, sino el espantoso silencio de la gente buena”, reza una frase célebre de Martin Luther King. Describe completamente lo que está ocurriendo en la sociedad salvadoreña.

Así pues, mi llamado es para la sociedad en general, pero principalmente para las iglesias, sean estas de denominación cristiana evangélica, católica, carismática o Testigos de Jehová. Yo no dudo que David y otros personajes bíblicos le oraban a Dios antes de la batalla, pero está claro que no se quedaban con el rezo y la oración.

Queremos un mejor país, evangelicemos, recen y oremos, pero también actuamos. Ahí les queda.