El salvadoreño que ha hecho de la Metrópoli Azteca su hogar

Juan Francisco Argüello Pereira, salvadoreño radicado en México | Fotos cortesía

Este connacional de 34 años de edad, quien vivió casi toda su vida en la ciudad de Soyapango,  ha logrado destacar como pocos en el área de las telecomunicaciones. Su talento le ha valido para hacerse un lugar en dicho campo y radicarse en Ciudad de México.

Lenny Castro

Juan Francisco Argüello Pereira, proviene del seno de una familia luchadora y emprendedora, compuesta por su madre, su abuela y su hermano mayor. Sus logros profesionales lo ubican dentro de las historias de éxito de la diáspora salvadoreña, quienes para ganar y jugar en grandes ligas, tuvieron que salir de su zona de confort y han logrado triunfar más allá de su terruño natal.

Los inicios

Con su hablar pausado el cual te trasmite serenidad, este compatriota me contó por qué migró de El Salvador hacía México y cómo llegó a formar parte de TEOCO, proveedor líder en el rubro de telecomunicaciones en todo el mundo, la cual tiene una de sus sedes en la Ciudad Azteca.

Su relato deja entrever que su éxito ha sido alcanzado por la simbiosis compuesta por: esfuerzo, talento, preparación y oportunidad.

Juan, estudió Ingeniería en Telecomunicaciones en la Universidad Don Bosco y posteriormente – gracias a un sueño de fundar su propia empresa de energías renovables – decidió cursar un MBA o Maestría en Dirección de Empresas en la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas UCA.

Simultáneamente y valiéndose de las nuevas tecnologías, sacó en línea un Máster en Energías Renovables del Instituto de Investigaciones Ecológicas de España.

Y aunque todos sus logros académicos se enumeran fácilmente, no ha sido de esa forma como los obtuvo. Todo ha sido alcanzado a base de esfuerzo personal y económico.

En el camino hay noches en vela y muchas limitaciones, estilo de vida que cualquier emprendedor reconoce, pero que sabe que es necesario, porque el esfuerzo es la madre de todos los logros.

Este ingeniero en telecomunicaciones, es el menor de dos hermanos, ambos progresaron gracias al coraje y determinación de una mujer luchadora, su madre Vilma Alicia Pereira de Argüello; quien  siendo viuda tuvo que sacar adelante y sola a los hombres de su vida.

Con semejante ejemplo y con una visión muy clara, Juan comprendió desde muy joven que cuando los principios y los deseos de superarse son la guía fundamental de tu existencia, no hay obstáculo o prueba que logre someterlos.

Para muestra un botón, desde que descubrió su pasión por las tecnologías móviles no ha parado de especializarse en ellas.

Actualmente se encuentra involucrado en el proyecto de diseño de una red de quinta generación, para TELCEL México (América Móvil). Además está trabajando en la reorganización del espectro radioeléctrico para Telefónica  Perú y Ecuador, entre otros. Esos son sus tres clientes más importantes hoy en día, de una lista que sigue creciendo.

¿Cómo llegó hasta aquí?

Fue en marzo de 2016, cuando surgió la oportunidad y el vehículo fue la red profesional conocida como LinkedIn.

“…en ese momento no estaba buscando trabajo… me contactaron de la empresa (TEOCO), en su momento dude un poco iniciar el proceso, ya que en ese instante no era prioridad para mí salir del país”. Relató.

La decisión de aplicar y las posibles consecuencias de dicha acción fue discutida con su pareja, quien le animó a iniciar el proceso el cual tardó 2 meses y en cuanto supo que era el candidato seleccionado, ambos decidieron que la aceptaría.

Entre las razones que prevalecieron fue, el hecho que era una oferta única y que rechazarla sería un grave error y no se equivocaron.

Antes de partir, él estaba en una posición estable en la empresa HUAWEI, igual su esposa, ambos tenían empleos estables; sin embargo conscientes de que el que no arriesga no gana, decidieron salir de su zona de confort, asumir riesgos y tomar la oportunidad para darle un futuro mejor a la familia.

Para Juan era un crecimiento bastante importante a nivel profesional. En ese momento no visualizaba la calidad de vida que obtendría. Explicó que “mientras no puedes comparar no sabes que se puede vivir mejor y sin miedo a la violencia que se vive en nuestro país… en retrospectiva ahora es una de las principales razones que me llevan a decir: ¡qué bueno que migramos!”.

 

Los escollos

Aunque el caso de Juan Francisco es diferente al de muchos compatriotas, quienes huyen de la violencia o salen sin trabajo o rumbo fijo del país, su historia tiene un punto en común con el resto, siempre el escollo es el dolor por estar lejos de los seres queridos. Dicho punto es y será siempre un hecho duro.

Juan, ha dejado en El Salvador a su madre y aunque se comunican con frecuencia, la ausencia siempre está presente.

“Lo difícil es llegar a un lugar donde no tienes a nadie, pueden haber muchos conocidos pero no amigos…o tu familia que siempre te apoya”. Recordó.

La falta de dicho apoyo se hizo más evidente cuando buscaba un lugar donde vivir.  Al principio llegó a Ciudad de México sin nada ni nadie, estuvo unos días en un hotel y luego encontró una solución temporal. Tardó tres meses para conseguir una vivienda digna para poder llevarse con él a su familia.

Entre los obstáculos con los que se encontró fueron el no tener record crediticio allá o referencias personales,  requisitos básicos para rentar cuando se es extranjero. Al final contactó con un amigo quien fuera su ex jefe en otra empresa y por medio de él pudo solventar su situación. Aparecieron también otras dificultades, ya con la familia allá, como encontrar una escuela adecuada para su hijo.

México lindo

Con el paso del tiempo fue descubriendo que México es un país de gente con un gran corazón, nunca lo han visto de menos o diferente, contrario a lo que viven muchos extranjeros lejos de su patria.

Para Juan, la convivencia ha sido amena y cordial. “Nunca me he encontrado con ningún prejuicio, gracias a Dios.” Relató y seguidamente me explicó que “a veces en ese punto, nosotros como salvadoreños somos los que tenemos prejuicios y específicamente hacia los mexicanos. Los vemos mal o tenemos cierta rivalidad con ellos, pero ya estando aquí la gente es muy amable. Son muy abiertos a ayudar a los extranjeros.”

¿Vivir para trabajar o trabajar para vivir?

Esa es una de las preguntas a la que Juan ha podido dar respuesta después de migrar por un futuro mejor.

 Los cambios en la vida del Ingeniero han sido de 180 grados  y comienzan por su rutina. Cuando hablamos de este tema la dinámica de la entrevista cambió y se volvió más ligera.

Según su relato, cuando laboraba en El Salvador  era un horario de miedo, literalmente sus palabras fueron: “venia de donde asustan.” Con jornadas extenuantes.

Ahora, si bien es cierto está en pie a las 5:30 de la maña le puede entregar tiempo de calidad a su familia, puede coordinar reuniones con clientes que se encuentran en diferentes usos horarios y estar presente en las actividades y rutinas sencillas de sus seres queridos; como ayudar a preparar a su hijo para la escuela y esperar con él su autobús escolar.

Trabaja desde la casa  parte del tiempo, aunque en su mayoría está en las oficinas de su cliente principal, pero su horario es muy flexible. En un día normal puede tener varias videoconferencias con distintos clientes que pueden estar en Brasil, Inglaterra u Honduras, entre otros.

“Esta empresa respeta mucho tu horario, tu vida en familia… ahora el levantarme muy temprano para trabajar lo hago con gusto”.

Cambios y partidas

Hablamos de las vivencias que le han marcado por el hecho de estar fuera de su patria. Para él la experiencia con mayor relevancia ha sucedido a nivel personal, ya que cuando falleció su abuela no pudo estar presente y acompañar a su familia en ese trance tan difícil.

Además, al igual que él, la familia de su hermano mayor también emigró en busca de un futuro mejor, ésta fijo otro destino muy diferente a México por lo que el verlos a todos reunidos en fechas especiales es cada vez más difícil y eso genera sentimientos encontrados. Por un lado el bienestar  personal y por el otro la desintegración familiar. Consecuencia lógica del éxodo.

Aunque en retrospectiva, aclara que al volver su vista atrás, se llena de satisfacción por la decisión que tomó, en especial en este momento donde un segundo retoño viene en camino. “Al  final he logrado darle un mejor futuro a mi familia, no en cuanto a cosas materiales, sino en vivencias que puedan tener. Acceso a otras culturas, seguridad al salir a las calles, algo que no tiene precio”. Afirmó

Y entre sus metas a futuro están seguir creciendo como profesional y dentro de su empresa. En su momento no descarta otro posible cambio de residencia a otro país, aunque aclara esa no es una decisión tomada y es algo que se valorará en familia.

“…si lo veo en función de mejorar y darles un futuro mejor a mis hijos me veo en otro país.” Aclaró.

Tanto él como su familia se sienten muy a gusto en tierras mexicanas, en especial ahora que tendrán un retoño que nacerá en aquel país. Hecho que posiblemente se haya dado cuando esta nota se publique.

Al hablar del tema del bebé en camino confesó que tiene una mezcla de emociones que van desde la felicidad, los nervios y miedo, como cualquier padre. Pero reitera que es un nuevo aliciente para no rendirse y seguir construyendo un futuro mejor.