Los migrantes, mis personas favoritas en el mundo

Lenny Castro Argüello

Los migrantes son y serán siempre mis personas favoritas y por lo que he leído y visto en los últimos días, también lo son de muchos individuos de todos los colores, clases sociales y en especial lo son de los políticos.

Mis razones, comienzan por mi calidad de migrante, he vivido y visto como estas personas increíbles – a veces con mínima educación – han superado sus propias barreras para labrarse un futuro mejor, trabajando en ocasiones jornadas de hasta 16 horas diarias en oficios extenuantes. Durmiendo lo mínimo para poder tener 3 empleos que les permitan conseguir su sustento y compartirlo con los suyos en el país de origen.

Yo veo a los desplazados como un motor que impulsa y sostiene economías completas y si usted duda de eso, pregúntese ¿Quién ha sostenido la economía salvadoreña por años?

Es gracias a aquellos que en la época de los 80 salieron huyendo de la guerra. No nos engañemos, la deuda externa no ha sostenido en pie al país durante los últimos años.

La deuda externa ha llenado los bolsillos de políticos, expresidentes y ha pagado fiestas privadas, armas, drogas; así como los sueldos de pandilleros que prestan sus servicios a diferentes partidos políticos del país, entre otras cosas. Ninguna de ellas ha sido educación o salud.

Esa deuda, que pago yo, usted y que pagarán los hijos de mis hijos y generaciones después de los hijos de éstos, es una de las razones por la que muchos salvadoreños cansados de la violencia y la pobreza han decidido abandonar su patria.

Es la justificación por la que en los últimos días miles de compatriotas se han dejado convencer por agitadores, que les han vendido la idea de que unidos cruzarán fronteras y alcanzarán “El Sueño Americano”.

Ese éxodo, que es seguido de cerca por medios de comunicación nacional e internacional (para quienes se han convertido en la noticia favorita) donde se desglosa con pinzas su origen en la miseria y en la violencia, está siendo usado inescrupulosamente como bandera política.

“Las elecciones de la caravana»

Izquierda, derecha, tibios, etc. Adoran a los migrantes, tanto que han aprovechado su miseria como moneda de cambio para ganar adeptos y votos, en sus discursos presentan la cara más desesperada del país y con énfasis en su voz culpan a sus opositores de la partida de éstos, pero callan y omiten – como cobardes – el papel que han jugado en esta situación.

Con una carrera electoral a puertas por la silla presidencial en un El Salvador que odia a la clase política ¿Cómo se moldea la opinión pública?

Pues con hechos, con demostraciones de cómo está de jodido El Salvador. El migrante, ahora es parte de la propaganda electoral, al parecer su paupérrima situación es el escenario perfecto para promover a un candidato.

El migrante, también es la persona favorita de la política externa, su travesía ha permitido que el gobierno de Estados Unidos mantenga en la palestra pública el debate de la migración ilegal como tema principal para la campaña de las elecciones al senado en este noviembre.

También ha allanado el camino para que México reivindique su posición, supuestamente deteriorada, ante su vecino como un país aliado.

El tema se ha servido en bandeja de plata, y no es mi intención criticar o no la legitimidad de las leyes con relación a la migración que tiene cada país.

Mi objetivo, es recordar las raíces que tienen los desplazamientos forzados como: la pobreza, la poca o nula inversión por parte del gobierno para crear oportunidades de empleo, la falta de seguridad e inversión en el área de desarrollo humano.

Es vergonzoso que en el país se hable superficialmente y a la ligera de este tema, y que cada uno de los responsables (incluida la ciudadanía) solo proyecten la cara de la moneda que les conviene y no tomen su parte de compromiso para aportar soluciones a esta crisis, la cual arrastra su origen en la política interna y externa.

Es importante también, que cada uno de los involucrados vea a los migrantes como personas y no como una masa que se puede manipular para fines electorales o alcanzar beneficios económicos. Estas personas merecen respeto y protección a su integridad física, independientemente del país que vengan o vayan.

Empatia

Coincido totalmente con los países de destino y las instituciones que plantean que la migración no regulada es insegura, pero también empatizo con el que migra y que no tiene papeles para hacerlo, porque no es un secreto que migrar con visa es un privilegio de pocos en El Salvador u otro país del tercer mundo.

Y lastimosamente, cuando el hambre aprieta y el cañón de un arma te apunta en medio de los ojos o se dirige al corazón de quienes amas, no habrá lógica que penetre en la mente para hacerte reflexionar que la travesía es peligrosa.

El problema de la migración no se resolverá con campañas políticas y con sátiras, se solventará con hechos que impulsen cambios.

El que se queda, que pertenece a la minoría que no necesita migrar para sobrevivir y que desconoce la realidad nacional, cierra sus oídos al problema burlándose.

Aseverar, sin saber, que el que se va es por oportunista, maleante, perezoso o cómodo, no resolverá el problema; solo hace más altos los muros que los que se van tienen que vencer.

Uno de los principales enemigos de los migrantes es la falta de empatía y la ignorancia.

Lo que ayudará al problema, es que nos informemos, que conozcamos nuestro contexto político y económico, para así reconocer las causas y con toda potestad podamos ser parte de la solución, aportando y exigiendo mejores condiciones de vida (no solo para mi o mi grupo familiar).

Y lo primero que tenemos que saber, para generar cambios, es que El Salvador no es el mismo para todos y que los requisitos migratorios de cada país tampoco son iguales para todos.