La Inclusión es tema político

Estamos a menos de un mes de las famosas elecciones presidenciales, y ante ello hay mucha propagando partidaria: promesas de “no ser más de lo mismo”, promesas de cambios para la sociedad salvadoreña, etc. Pero, a estas alturas, ninguno de los candidatos ha hecho propuestas reales en el tema de inclusión para las personas con discapacidad.

Según la Organización Mundial para la Salud (OMS), las personas con discapacidad son el 15% de la población; pero, a pesar de eso, todavía no son consideradas como sujetas de derechos; y, apenas, en el mejor de los casos, son “beneficiarias” de acciones asistencialistas o de “caridad”. Por tanto, no se les toma como voceras de sus necesidades, con un enfoque de derechos.

No se trata sólo de considerarlas como votantes, sino como constructoras de una sociedad que debería de beneficiarse de lo diverso y de reconocer que la discapacidad es un reflejo para las personas regulares, lo cual nos reta y confronta con nuestras propias “discapacidades” entre las que puedo mencionar: la falta de empatía, de solidaridad, esperanza y falta de amor. ¡Cuánta necesidad hay de ver desde otra óptica la discapacidad! Y de incluir propuestas sobre ello en el actual debate electoral.

Y qué decir de la deuda histórica de los gobiernos en relación a políticas públicas reales y capaces de generar inclusión en todas las facetas de la sociedad, empezando por un sistema de salud que atienda adecuadamente desde su nacimiento a niñas y niños con alguna discapacidad. Desde ahí evidenciamos no estar listos como sociedad para recibir la vida humana en sus distintas condiciones.

Pasamos al sistema de educación, que no educa para amar y transformar. Educa para excluir y mecanizar. Luego el panorama laboral, ¿qué decir?,   solo lo hacen para llenar un número, pero que no están generando la autonomía en este sector. En lugar de dotar de herramientas, de abrir las puertas de las instituciones educativas cerramos, excluimos…

Por eso digo que la inclusión no es un adorno de propaganda, es un asunto político y de política pública, porque es un eje transversal en todas las áreas de la sociedad, que reivindique a la persona desde su condición de persona sujeta de derechos desde el momento que nace con alguna discapacidad.

Mientras esto no suceda, seguiremos  demandando propuestas, políticas y acciones claras de inclusión, porque  incluir a las personas con discapacidad en los diferentes espacios públicos no es un favor, es su derecho.