Otro palo para Messi y Argentina

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Argentina no encuentra la salida a su laberinto futbolístico. Sus problemas se han transformado en crónicos y siegan cualquier brote verde. Ni con Messi ni sin él. Ni jugando bien ni mal. Ni repitiendo once o agitando la coctelera mezclando futbolistas y esquemas. Ni con suerte ni sin ella. Ni con Sampaoli, Scaloni o Maradona. Sus soluciones siempre se empañan por algún problema. En Mineirao, Brasil se dedicó a aguantar y a explotar las debilidades defensivas de la Albiceleste. Gabriel Jesus y Firmino se divirtieron con la zaga rival mientras Argentina sumaba ocasiones sin diana. Ni rastro del fantasma del 1-7 alemán. Con Messi cerca de su mejor versión en varias fases, no encontraron el camino del gol. Una penitencia para Argentina.

A Leo se le acumulan las decepciones con su país… a pesar de poner todo para esquivar la eliminación argentina. Intentó por todos los medios batir a Alisson, pero como en Roma y en Liverpool no consiguió doblar los guantes del cancerbero brasileño. Después de una Copa discreta, Messi se agigantó desde que cantó el himno a pleno pulmón. El palo frenó sus sueños. Otra noche aciaga de albiceleste para su colección. No habrá final como en 2015 y en 2016.

Argentina, que repitió once 40 partidos después, agobió a Brasil. Elevó la presión hasta el límite incomodando al anfitrión. Sin embargo, toda la tensión y la garra que puso en la presión se la dejó en la defensa. Y en ese ecosistema, Dani Alves es un maestro. A sus 36 años, el capitán brasileño sigue teniendo tres pulmones. De sus botas nació una obra de arte que hizo de telonero al 1-0. Ganó el balón a Lautaro Martínez con tensión y una ‘espaldinha’. Dejó atrás a Acuña con un sombrero y superó a Paredes con un recorte que dejó sentado al argentino. Encaró el área y mirando al tendido, a la grada, despistó a la zaga de la Albiceleste dándole el esférico a Firmino para que el punta del Liverpool asistiera a Gabriel Jesus. El punta del Manchester City terminó con su mala racha en duelos oficiales.

Brasil aprovechó la poca consistencia argentina para adelantarse. Un espejismo en un duelo que fue de Argentina. Los de Scaloni mandaron y acumularon ocasiones. La mejor fue para un Agüero que se topó con el larguero tras un caramelo de Messi. Leo la puso medida de falta y el Kun cabeceó a la madera. Con Casemiro tratando de atar en corto al crack del Barcelona, Argentina rondó a Alisson.

Messi se llevó palos… y se topó con el palo. Con el exterior, tras una conducción medida, disparó a la madera. El rechace se fue rozando la línea. Una ocasión que terminó por desesperar a Argentina. Leo tuvo una falta… y Alisson la agarró cerca de la escuadra. Sin problemas. Sobrado.

Lautaro vio una amarilla que le dejaba sin final… y en plena oleada de ataques argentinos, la marea se llevó a la Albiceleste. Otra vez la debilidad de los de Scaloni. Gabriel Jesus hizo un eslalon diabólico en el que fue superando a rivales con facilidad. Pezzella, Otamendi, Foyth… todos se quedaron atrás y fueron cayendo hasta que el punta del City asistió a Firmino para que sentenciara a Brasil.

Game over. Brasil se mete en su final y continúa sin encajar y Argentina se vuelve a sentar en el diván. Otro mazazo para la Albiceleste… y para Messi. Después de la eliminación en Rusia en octavos ante Francia, las dos finales de la Copa América (2015 y 2016) perdidas ante Chile, de rozar la Copa del Mundo en 2014… Leo vuelve a irse de vacío de una gran cita. Y ya son muchas. Otro palo más. La historia se repite.