Día contra el Cáncer de Mama: el camino hacia unas cifras que hablen en positivo

Agencias

No importa de dónde eres, cuál fue tu colegio o cómo creciste: una de cada ocho mujeres tendrá cáncer de mama, según la Asociación Española contra el Cáncer (AECC); una mujer que podría ser vecina, compañera de trabajo, amiga, madre o hermana. Este sábado 19 de octubre se celebra el Día Mundial del Cáncer de Mama, una cita que pone de relieve el compromiso de toda la sociedad en la lucha contra esta enfermedad, de la que cada año se diagnostican unos 30.000 nuevos casos en España y que, hoy en día, según datos del Observatorio del Cáncer de la AECC, padecen 132.007 mujeres en todo el país, con una alta incidencia a partir de los 60 años. No son unas cifras halagüeñas si además se tiene en cuenta que la incidencia se ha incrementado un 30% en siete años y que las previsiones apuntan a que los casos seguirán aumentando.

Además, es uno de los cánceres con mayor prevalencia, indicador que hace referencia a la proporción de la población que está diagnosticada de una enfermedad en un periodo concreto y que viene determinada por la vida del tumor. Es decir, a mayor supervivencia del tumor, más se prolonga la enfermedad y, por tanto, mayor prevalencia hay.

Según el Observatorio de la AECC, de cada 100.000 casos diagnosticados, unos 500 se prolongan durante cinco años, alargando así una lucha contra esta enfermedad que parece casi implacable. No obstante, los avances en las terapias y la investigación (un 15% de los ensayos clínicos realizados en los últimos diez años en España han sido sobre esta enfermedad) y la mejora en los programas de detección han conseguido que la tasa de supervivencia a los cinco años se sitúe en un 90%, un dato esperanzador que sin duda facilita el largo camino que requiere la superación de la enfermedad.

Pero queda otro obstáculo que hace que lograr esta meta sea doblemente complicado: el impacto socioeconómico. Un riesgo más Según el estudio Desigualdad en la Salud, elaborado por la Red Europea contra la Pobreza y la Exclusión Social en España, la mitad de las mujeres en situación de pobreza no se ha realizado nunca una mamografía, una cifra que es un 30,7% superior a la de aquellas que no se encuentran en una situación económica similar. A esta realidad se suman los datos de la AECC, que revelan que un 16% de las mujeres que fueron diagnosticadas en 2017 estaban en riesgo socioeconómico cuando recibieron la noticia; bien por encontrarse en situación de desempleo, por ser autónomas o porque sus ingresos en ese momento eran inferiores al salario mínimo interprofesional.

Estas dificultades no solo complican la efectividad del tratamiento -la detección precoz es clave para la supervivencia y durante el proceso las familias deben asumir, de media, unos 150 euros mensuales de gastos derivados, de acuerdo con la AECC- sino que inciden en la necesidad de unos programas de cribado más exhaustivos, en los que ninguna mujer tenga dificultad para acceder a su realización; y en el apoyo por parte de las instituciones a afectadas y familias, para que el cáncer sea el único bache en el que centrar los esfuerzos de superación. Solo así, y siguiendo con la importante labor médica y científica que mejora el abordaje de la enfermedad, se podrá hablar, por fin, de unas cifras en positivo. Así ha evolucionado

1894. Primera mastectomía. Se introduce la mastectomía con máxima radicalidad como tratamiento primario para el cáncer de mama.

1970. Llega la quimioterapia. La quimioterapia adyuvante aumenta la supervivencia y disminuye las recaídas. Las mastectomías ya son menos radicales.

1980. Prevención. Aparecen los primeros programas de cribado con mamografía. Desde 1999, en todas las CC.AA. de España se recomienda hacerse una mamografía cada 12 o 18 meses entre los 50 y los 69 años.

1990. Biopsia de ganglio centinela. Comienza a realizarse esta prueba, que determina si el cáncer se ha diseminado fuera del tumor principal hacia el sistema linfático.

2000. Clasificación. Se establecen subtipos de la enfermedad de acuerdo a diferencias genómicas. Surgen las primeras terapias biológicas, como la inmunoterapia.

2006. Reconstrucción mamaria. Sanidad establece 180 días como plazo máximo para realizar este tipo de intervención. En algunos casos ya se hace de manera inmediata tras la extirpación.

Más de 42.000 mujeres unidas Tan importante como la detección y el tratamiento del cáncer de mama es la manera de afrontar la enfermedad, la capacidad para asumir y gestionar lo que está ocurriendo. Las asociaciones y entidades sin ánimo de lucro juegan un papel fundamental en este proceso, tanto con las pacientes y su entorno como con el ámbito científico y médico. La Federación Española de Cáncer de Mama (Fecma) es la más grande de España, pues agrupa a 45 organizaciones repartidas por todo el país y aglutina a cerca de 42.200 mujeres afectadas por cáncer de mama o genital. Además de ayudar a las afectadas e insistir en la importancia de la detección precoz, constituye una herramienta de presión que busca, entre otros propósitos, «reclamar a las administraciones sanitarias presupuestos suficientes para este problema de salud pública: investigación, detección precoz y atención sociosanitaria».

A esta entidad se añaden otras relacionadas con la enfermedad, como la Asociación española de reconstrucción mamaria inmediata (Aermi), que reúne a un grupo de personas que apoyan las técnicas de reconstrucción en el tratamiento quirúrgico del cáncer, abordándolas desde la perspectiva de los especialistas médicos que llevan a cabo estas intervenciones en el sistema sanitario público, y desde la propia experiencia de las pacientes que ya han sido tratadas; o la Sociedad española de senología y patología mamaria (SESPM), un grupo de carácter científico que promueve la investigación con respecto a la salud de la mama.

En definitiva, todos estos organismos constituyen un importante grupo de apoyo que facilita y mejora, en la medida de lo posible, la calidad de vida de quienes se enfrentan a esta enfermedad, ya sea como pacientes o como familiares.