Agencias
«Maduro anunciará cuánto costará el nuevo precio de la gasolina», decía a ABC una joven funcionaria con gorra oficial de PDVSA y camisa de rojo mientras hacía la prueba electrónica con el aparato de punto de venta. «Y no sabemos cuándo será eso», añadió al advertir que estaba prohibido tomarle fotografías en la gasolinera caraqueña de Los Palos Grandes.
Para hacer la prueba con el nuevo sistema inalámbrico digital de pago, la chica de rojo preguntaba la cédula de identidad (carné de identidad) del conductor, si tenía carnet de la patria o una tarjeta de crédito o débito y poner la huella de identidad, lo que llaman el «biopago».
Otro conductor de la fila, intrigado por la cantidad de preguntas que formulaba la empleada vestida de rojo, comentó que le preocupaba lo que iba a hacer el régimen con tantos datos que le proporcionaban los usuarios, «parece sospechoso», dijo.
Cuando Maduro anunció su «paquetazo rojo» la primera semana de agosto pasado dijo que la gasolina iba a ser ajustada al precio internacional. Desde ese momento ha tenido que retrasar su aplicación primero porque no tenía los equipos para adaptarlos a los surtidores de las gasolineras. Y ahora puso a 8.000 jóvenes a cobrar con un dispositivo móvil inalámbrico, al parecer de fabricación china.
María Carolina Uzcátegui, presidente de Consecomercio, comentó que ayer, por las pruebas que el gobierno hizo para el pago del combustible, hubo tal nivel de congestión en las gasolineras, sobre todo en el occidente del país, que el transporte de bienes a través de las carreteras fue engorroso. Advirtió que hasta que la situación se normalice y se estabilice probablemente en las próximas semanas el desabastecimiento se va a recrudecer.
En los estados fronterizos como Táchira la prueba del «biopago« ha fracasado. «Las colas para pagar son inmensas y hay mucha escasez de combustible», dijo Alexandra Márquez después de soportar 6 horas para poder llevar su vehículo en San Cristóbal.