¿Cuánto gastar en vacaciones?

Día 1. Inician las vacaciones por las fiestas patronales de San Salvador.

Algunos capitalinos o de municipios aledaños están de vacaciones desde el fin de semana. A otros les tocará trabajar un par de días más y otros, no tan suertudos, no tendrán vacaciones como tales porque sus horarios son rotativos y las empresas en las que laboran no pueden parar o porque son parte de alguna institución gubernamental que presta un servicio social a la población, llámense Ministerio de Salud, Policía Nacional Civil, entre otros.

Sea cual sea el caso, en estos días la tendencia es a consumir más, a gastar más. Ya sea porque hay algunos ahorros que nos permiten salir a “turistear”, porque no queremos estar en la casa o simplemente porque tenemos ganas. En cualquiera de estos casos, se asume que la persona en cuestión tendrá algún tipo de colchón o presupuesto destinado para estos gastos. Sin embargo, no siempre es así.

Muchas veces, en vacaciones, hacemos gastos sin pensar en las repercusiones que esto tendrá en el bolsillo o en el presupuesto personal, si lo hubiere. Nos dejamos llevar por la emoción de decir, bueno, al final, son vacaciones y para eso existe la tarjeta de crédito (cuando la hay) o que ya sabemos que Don Manuel nos puede prestar un par de dólares y se los regresamos cuando paguen en la próxima quincena.

“Darse un aire” y salir un poco de la rutina no es malo, tampoco lo es gastar. Lo que sí puede ser dañino es hacer estos gastos “a lo loco” y no detenernos a pensar que por las compras realizadas con la tarjeta se pagan intereses, si no cumplimos con el pago de contado completo, o que Don Manuel no me prestará el dinero si no es a cambio de una pequeña comisión.

Recordemos que después de las vacaciones y de los gastos realizados siempre hay un período de ajuste o de contracción económica, donde el dinero escasea y esperamos ansiosamente a que llegue la siguiente quincena o el siguiente pago para volver a tener un poquito más de flexibilidad económica, aunque la falta del dinero gastado se sigue sintiendo.

En ese sentido, se trata de que cada persona sea un poco más responsable con los gastos que se van a realizar en estas fechas. Un gustito por alguna comida o algún paseo está bien, siempre y cuando sepamos que contamos con el dinero disponible para hacer este gasto, sin endeudarnos más, ni afectar nuestro presupuesto o que, en todo caso, el impacto no será tan grande. Si lo logramos, habremos ganado una batalla contra el sobreendeudamiento.